En esta recreación podemos observar como el cónyuge alienador (siempre es el custodio) decide dirigir la vida del hijo unilateralmente con el propósito de obstruir la relación del cónyuge alienado con su propio hijo. Para ello incita al niño a actividades que le mantienen lejos de su padre (o madre) y promesas de compras innecesarias y caras que pone en el debe del cónyuge alienado para subyugarlo y en caso de que éste no colabore en éste modelo de deseducación y alejamiento del menor consistente en valorar los objetos de consumo por encima del tiempo que su padre le dedica, acusarle ante su hijo de no quererlo por no querer gastar dinero con él. Cuando la familia alienadora dispone del suficiente dinero, dará todos estos caprichos al menor para que desvalorice al padre alienado y no custodio, tienen el tiempo y los medios para introducir en la mente del menor la percepeción de que el indefenso padre no custodio, privado cada vez más de tiempo de convivencia con su propio hijo, es un ser insensible, tacaño y egoísta que solo busca su propio egoísmo cuando decide como usar el tiempo que dispone para estar con su hijo. Esta combinación comienza a generar el sentimiento de que el tiempo que pasa con su padre no custodio es una carga para él y un ejercicio de egoísmo paterno. Sencillo pero terriblemente eficaz. Odio disfrazado de amor al menor. Daños emocionales para toda la vida y primeros pasos de una terrible e injustificable venganza y una lección magistral de manipulación que delata la ruina moral del padre custodio y de sus colaboradores.
En esta segunda recreación, el alienador empieza a interferir directamente con el tiempo y los planes del padre no custodio y de sus tíos y abuelos en favor de familiares y amigos del padre alienador. La desesperación del padre alienado es evidente porque el padre alienador planifica con el menor la ruptura del tiempo que confiadamente el padre no custodio ha programado con su popio hijo. Estos son los primeros pasos de una terrible amputación emocional. El menor empieza a creer que el padre custodio es el mejor padre del mundo y que el no custodio no quiere su propio bien. El padre custodio empieza a no disponer de tiempo para mostrar amor ni protección a su hijo mientras percibe de manera errónea que éste no se preocupa de él ¿Como se puede luchar contra semejante estrategia? ¿Donde están los defensores del bien del menor cuando comienzan estos aparentemente pequeños maltratos y privaciones?
El SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL destruye al menor interiormente y destruye al conyuge no custodio pero aún más grave, destruye todo concepto de honor, respeto y convivencia dentro de una sociedad civilizada. Convierte a los seres humanos en bestias salvajes sin honor ni respeto mucho más que el aclohool, la prostitución o las drogas. Incluso las guerras son mejores y más civilizadas porque la guerras tienen siempre un termino que les pone fin, con un tratado de paz. El SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL debería ser un delito, y un delito grave porque es la barbarie y la maldad humana en estado puro, consciente y planificada dentro del nucleo fundamental del ser humano, la relación paterno-filial.
En esta segunda recreación, el alienador empieza a interferir directamente con el tiempo y los planes del padre no custodio y de sus tíos y abuelos en favor de familiares y amigos del padre alienador. La desesperación del padre alienado es evidente porque el padre alienador planifica con el menor la ruptura del tiempo que confiadamente el padre no custodio ha programado con su popio hijo. Estos son los primeros pasos de una terrible amputación emocional. El menor empieza a creer que el padre custodio es el mejor padre del mundo y que el no custodio no quiere su propio bien. El padre custodio empieza a no disponer de tiempo para mostrar amor ni protección a su hijo mientras percibe de manera errónea que éste no se preocupa de él ¿Como se puede luchar contra semejante estrategia? ¿Donde están los defensores del bien del menor cuando comienzan estos aparentemente pequeños maltratos y privaciones?
El SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL destruye al menor interiormente y destruye al conyuge no custodio pero aún más grave, destruye todo concepto de honor, respeto y convivencia dentro de una sociedad civilizada. Convierte a los seres humanos en bestias salvajes sin honor ni respeto mucho más que el aclohool, la prostitución o las drogas. Incluso las guerras son mejores y más civilizadas porque la guerras tienen siempre un termino que les pone fin, con un tratado de paz. El SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL debería ser un delito, y un delito grave porque es la barbarie y la maldad humana en estado puro, consciente y planificada dentro del nucleo fundamental del ser humano, la relación paterno-filial.