El principal argumento que va a esgrimir el feminismo contra quien ose criticar
o desvelar la siniestra realidad de su "movimiento" es bien poco
original, pues consiste en calificar los argumentos de quienes escapan de su
ortodoxia totalitaria como "fascistas". El argumento alternativo consiste en asimilarse con el papel de víctima inocente del "fascismo". En realidad, tildar a
personas, ideas o argumentos de "fascistas" es gran parte de la
actividad intelectual del hombre (y mujer) medio del siglo XX, y por lo que se
ve, del siglo XXI también. Vivimos en los tiempos del éxito de la más absoluta
indigencia intelectual.
Al iniciar este blog desvelábamos con las evidencias los orígenes
del movimiento feminista. Las primeras feministas fueron casi todas ellas mujeres de
clase alta que no experimentaban otra restricción a sus caprichos que los
propios de su fisiología: ciclo menstrual, embarazo, parto, lactancia. Por lo
demás, casi cualquier hombre corriente hubiera dado un brazo para poder disfrutar de los
derechos y privilegios de los que gozaban estas damas sajonas, protestantes,
evangelicas, racistas, consentidas y amantes de la buena vida. Vidas burguesas
y aseguradas contra todo riesgo, exentas de tener que arriesgar las suyas ya fuera sirviendo a la patria o ejecutando los trabajos más extenuantes, como los de galeote, minero, pescador o picapedrero, a causa de la opresión del sistema patriarcal dominante
que les impedía el acceso al ejercito, a la mina, a los trabajos forzados, etc.
Dama con Armiño |
Sin embargo y sin que
acertemos a encontrarle una explicación racional, ya entre estas primeras escritoras
feministas surgió la convicción de la superioridad moral de las mujeres y el
ferviente deseo de prescindir e incluso de someter a los hombres como grupo. Las primeras
feministas así lo expresaron en novelas, correspondencia y obras ideológicas en
las que dejaron perfectamente claro su deseo de conseguir en un día no muy
lejano y con la ayuda de la ciencia el sueño de la partenogénesis
(engendrar vida sin necesidad de colaboración masculina). Estas mujeres indudablemente
se consideraban a si mismas la joya de la creación, el sexo inocente, la raza
pura, el último escalafón de la escala evolutiva y querían serlo todavía un
poco más, sin compartirlo con nadie. En definitiva, una tierra de ellas, como el título de la novela de Charlotte Stetson Gilman, donde los hombres no habrían de existir. Así consta en las evidencias de la primera
literatura feminista.
Susan Brownell Anthony (1820-1906) y Elizabeth Cady Stanton (1815-1902) |
Unos pocos años depués (diciembre de 1865) vendrían las damas racistas del primer Ku Klus Klan, sin largas batas blancas con cruces, capuchas ni enormes cruces de madera ardiendo, que fueron producto de la película "El nacimiento de una nación", verdadero motor del resurgimiento de la organización en el siglo XX. La realidad del mitificado movimiento sufragista no fue otra que contrarrestar las ansias
de emancipación de los esclavos negros en el momento en que éstos amenazaban con mermar la calidad y los
privilegios de su cómodo modus vivendi. La reacción de las damas blancas del Sur sorprendería a todos con una campaña
de denuncias de acosos y violaciones por parte sus esclavos negros que
encendieron definitivamente la mecha del conflicto racial y la subsecuente
creación del Klan. Estas acaudaladas y respetables terratenientes del sur de los
EEUU estuvieron desde sus inicios en la dirección y justificación del Ku Klux Klan, motivo por el
que el algunos han llegado a sospechar que el último Gran Maestro
-antes de su disolución en 1870 mediante el Acta de derechos civiles de 1871- era una mujer. El motivo de la segunda fundación del Klan 45 años más tarde, en 1915, fue de nuevo una acusación de violación. El acusado en esta ocasión no era negro, sino un judío de nombre Leo Frank, y tras un juicio tumultuoso fe condenado por la violación y muerte de una de sus empleadas, una niña de 14 años llamada Mary Phagan. La comunidad judía consideró que se trataba de una denuncia falsa, lo que daría lugar a la creación de la Liga Judía Anti-difamación. Coincidiendo con la segunda fundación del Klan y en relación directa con la idea de mejora racial en boga en aquellos momentos, la gran lider feminista Margaret Sanger mostraría publicamente en 1926 su apoyo a la refundación del Ku Klux Klan acudiendo a varios mitines del Klan en los que expondría sus ideas eugenésicas y raciales.
Por imposible que esto nos parezca hoy en día, hay que tener en cuenta que en el nuevo mundo las mujeres escaseaban,
motivo por el que la mujer americana gozó de todo tipo de privilegios sobre los
hombres, desde el acceso a roles tradicionalmente masculinos hasta un poder de facto determinante que les otorgaba el código de la caballerosidad, que hubieran sido
impensables para las mujeres del viejo continente. El poder de las damas
sureñas en la familia, la iglesia, la moda, las costumbres, las ideas y la
administración de las haciendas era en la práctica superior al de la mayoría de
los hombres. El movimiento
sufragista, presentado como la lucha del feminismo por la igualdad de derechos,
no se produjo hasta el preciso momento en que al completarse la última batalla
para la consecución del derecho al sufragio universal masculino, los varones
negros obtuvieron el derecho al voto. De nuevo las damas norteamericanas
racistas pondrían el grito en el cielo reclamando ahora derecho al voto para
las mujeres, sabiendo que para superar los protocolos que permiten acceder al
voto en los EEUU las dificultades eran tantas que el voto femenino blanco,
mucho más culto y avezado para superar las barreras del laberinto censal
norteamericano, decantaría a su favor cualesquier peligros que para las clases
altas pudiera representar el voto negro, así como el de las demás clases menos
favorecidas.
Esta fue la primera
ola, más exactamente la raíz primera del "movimiento" feminista. Poco conocida, pero real.
Hasta ese momento las mujeres habían luchado por sus propios intereses y los de
su clase. No es hasta finales del siglo XIX que las mujeres se
embarcan en la actividad política general de la mano de las doctrinas
liberadoras e igualitaristas de los judíos alemanes Marx y Engels y su
manifiesto comunista.
Karl Marx con su hija Jenny, el mismo nombre de su madre, la hija del barón Von Westphalenn |
En su obra conjunta
retitulada "La Sagrada Familia" (Londres 1844) escriben:
«Hay que volver a
los orígenes, que están en el matrimonio por grupos; es decir, en la comuna,
donde el revoltijo extermina el concepto de paternidad. Allí nadie sabe quién
es su padre. Y, socialismo, comunismo, significa eso antes que una idea del
Estado. No lo olvidemos.»
Que tengamos noticia, es la primera vez en la historia en que el ideario feminista es inventado por hombres. Estos hombres son también de clase alta, hablan varios idiomas y como las primeras feministas, son notoriamente ociosos. Pasaban los días en los cafés de moda y Carlos Marx en concreto odia trabajar. Pero el odio de Marx alcanza igualmente a los burgueses, a los árabes, a los indios, es un odio indiscriminado contra toda la sociedad redimido en su defensa de los oprimidos. Este nuevo ideario feminista creado por los marxistas, no va dirigido a las mujeres de su misma clase, sino que va dirigido premeditadamente hacia las mujeres de la clase baja a quienes promete la igualdad, en principio económica pero además social y sexual en un mundo unificado que sería el advenimiento del paraíso en la tierra. Es el nacimiento de la raíz segunda del movimiento feminista. Ni que decir tiene que las primeras feministas marxistas eran mayoritariamente judías, ateas, de clase alta y excelente nivel educativo. Cuando el comunista conquista el poder en Rusia son esas mismas mujeres quienes accederán a los puestos de privilegio dentro de la "dictadura" del proletariado. El destino de las mujeres menos cultas y afortunadas, auqellas a las que se pretendía salvar, ajenas a los entresijos del partido comunista, tenían sus destinos perfectamente trazados desde los inicios del movimiento:
Que tengamos noticia, es la primera vez en la historia en que el ideario feminista es inventado por hombres. Estos hombres son también de clase alta, hablan varios idiomas y como las primeras feministas, son notoriamente ociosos. Pasaban los días en los cafés de moda y Carlos Marx en concreto odia trabajar. Pero el odio de Marx alcanza igualmente a los burgueses, a los árabes, a los indios, es un odio indiscriminado contra toda la sociedad redimido en su defensa de los oprimidos. Este nuevo ideario feminista creado por los marxistas, no va dirigido a las mujeres de su misma clase, sino que va dirigido premeditadamente hacia las mujeres de la clase baja a quienes promete la igualdad, en principio económica pero además social y sexual en un mundo unificado que sería el advenimiento del paraíso en la tierra. Es el nacimiento de la raíz segunda del movimiento feminista. Ni que decir tiene que las primeras feministas marxistas eran mayoritariamente judías, ateas, de clase alta y excelente nivel educativo. Cuando el comunista conquista el poder en Rusia son esas mismas mujeres quienes accederán a los puestos de privilegio dentro de la "dictadura" del proletariado. El destino de las mujeres menos cultas y afortunadas, auqellas a las que se pretendía salvar, ajenas a los entresijos del partido comunista, tenían sus destinos perfectamente trazados desde los inicios del movimiento:
"La liberación de
la mujer pasa por la destrucción de la familia y su ingreso al mercado del trabajo.
Así, ocupará su lugar en la sociedad de producción, ya sin el yugo marital ni
la carga de la maternidad". F. Engels.
Mujer liberada trabajando en una mina. No sabemos si es real. De serlo el capitalismo salvaje ya encerraba en su seno la fértil semilla de la liberación femenina socialista. La destrucción de la familia de esta mujer trabajadora conforme a los principios marxistas, no deja lugar a dudas. |
Este es precisamente
el ideal por el que luchan ahora las feministas de género de los países capitalistas y junto al ideal ha desembarcado el sentimiento que lo llevaría al triunfo: el odio desenfrenado y colectivo contra toda clase supuestamente opresora, incluidos ahora los hombres, que se habían salvado de las primeras purgas comunistas.
Sin embargo en la práctica, la experiencia comunista demostró muy problemático
mantener estas promesas de igualdad si querían mantener el orden en la nueva sociedad.
Marx y Engels, incluso Lenin, fueron muy ambiguos en su formulación de la
familia en la nueva sociedad comunista. Frente a la idea inicial de la
"comunidad de mujeres" y el fin del "matrimonio burgués"
estos ideólogos que escribían desde y para la burguesía cultivada, proclaman al
mismo tiempo -sin aportar ningún razonamiento- que en realidad la destrucción
de la familia burguesa llevaría al fortalecimiento de la monogamia, donde el
hombre y la mujer serían absolutamente iguales y los hijos serían propiedad del
estado y por tanto educados por él: la liberación de los hijos de la autoridad de
sus padres, producto de la liberación de las ataduras del matrimonio burgués.
Por un lado predicaban el amor libre, la colectivización de las mujeres y la
ruptura de las relaciones filiales y por el otro se mostraban partidarios de la
fidelidad conyugal en ilimitados matrimonios monogámicos donde los hijos
pertenecieran al estado, liberando a la mujer de las obligaciones femeninas
tradicionales. Esta ambivalencia propia del carácter embaucador y subversivo
del movimiento comunista se refleja fielmente en una frase famosa de I. Lenin:
"Ni monje ni Don Juan". Para que quede de manifiesto las la
hipocresía con que se ocultaban las verdaderas intenciones de estos
embaucadores profesionales en cuanto acabar con las lacras de la familia
burguesa, Marx tenía relaciones con las sirvientas y Lenin tenía dos amantes
además de su mujer "oficial". Pero una vez llegados los comunistas al
poder y tras unos años iniciales donde la igualdad era total, los mismo
comunistas dejaron de lado los ideales de igualdad de sexo -la actual igualdad
de género- para confinarlos en el arsenal socialista como política de
exportación, para introducir la insurrección y debilitar desde dentro a las
odiadas sociedades capitalistas. El feminismo fue declarado en la URSS enemigo
del comunismo como un subproducto de la sociedad burguesa. El feminismo formaba
una parte fundamental dentro de lo que Lenin concibió como la psicopolitik que
todavía se estudia en las universidades donde antaño se formaban a las clases
dirigentes de la URSS. En la actualidad el presidente Vladimir Putin, el primer presidente ruso no judío desde 1917,
educado en los institutos de la KGB, está aplicando una política
diametralmente opuesta a la de los EEUU, la Meca del marxismo cultural en
cuanto a políticas "de género", notoriamente en lo relativo a los
derechos de la comunidad "LGTB".
No faltaron en
occidente mujeres dispuestas a clonar la ideología marxista-feminista como un
ideal a alcanzar para las mujeres de las sociedades "occidentales"
"La familia nuclear es la piedra angular de la opresión de la mujer: refuerza la dependencia de las mujeres en los hombres, refuerza la heterosexualidad e impone las estructuras de carácter masculino y femenino imperantes a la próxima generación." — Alison Jaggar, Feminist Politics and Human Nature.
Lenin había dejado
perfectamente claro el propósito de este movimiento: "destruyes la
familia, destruyes el país". Evidentemente, nunca antes nadie se había atrevido a llegar tan lejos en el propósito de perjudicar al prójimo.
Conocemos pues las dos
raíces primeras que surgen de la semilla del movimiento feminista.
La raíz primera: anglosajona, protestante, burguesa, ideada por mujeres de clase alta que luchan por mantener sus privilegios de clase y la supremacía y privilegios de su propia condición sexual, con fuertes motivaciones racistas.
La raíz primera: anglosajona, protestante, burguesa, ideada por mujeres de clase alta que luchan por mantener sus privilegios de clase y la supremacía y privilegios de su propia condición sexual, con fuertes motivaciones racistas.
La raíz segunda: judía, burguesa, ideada por hombres de clase alta que luchan por suprimir los
privilegios de clase de las sociedades capitalistas (para ponerse ellos en su
lugar) e igualar a hombres y mujeres totalmente y al tiempo destruir las
relaciones filiales, con fuertes connotaciones anti religiosas y
revolucionarias (destruir el status quo par acceder al poder).
La raíz tercera del
feminismo nace al amparo de los descubrimientos científicos sobre genética y a la ideas
higienistas y evolucionistas que triunfan en el siglo XIX junto a las
ideologías revolucionarias de la segunda raíz. La Eugenesia es un movimiento
que busca generar individuos mejores y más sanos para mejorar el futuro de la
sociedad. mediante políticas científicas en materias de procreación, nacimiento
y selección racial, incluyendo la posibilidad de poner termino de la vida de
modo voluntario: eutanasia y aborto. Posteriormente se incorporarían las viejas
teorías malthusianas sobre la superpoblación y la necesidad del control de la
natalidad.
Las máximas representantes de la raíz tercera del feminismo son Margaret Higgins Sanger Slee y Marie Stopes.
Es imprescindible conocer a estas figuras descollantes del movimiento feminista, pues resumen palmariamente la evolución y el estado real del movimiento durante la primera mitad del siglo XX.
Las máximas representantes de la raíz tercera del feminismo son Margaret Higgins Sanger Slee y Marie Stopes.
Es imprescindible conocer a estas figuras descollantes del movimiento feminista, pues resumen palmariamente la evolución y el estado real del movimiento durante la primera mitad del siglo XX.
Margaret Higgins Sanger Slee, nacida en Nueva York
en 1879, representa el nexo de unión entre la primera y la tercera raíz
del movimiento feminista.Está considerada la catalizadora del cambio más importante que se haya producido en las vidas de las mujeres americanas y consecuentemente, una vez los EEUU se convierten en la gran superpotencia hegemónica, en las vidas de las mujeres del mundo entero. Su mayor éxito para la causa feminista consistió en la creación de "The International Planned
Parenthood Federacion". La novedad de M. Sanger respecto a las feministas de la primera raíz es
su ateísmo y su defensa del aborto y el resto de políticas eugenésicas para la
mejora de la humanidad. Continúa con el estereotipo de las damas de clase alta,
anglosajonas, racistas, etc. Si acaso alguien persiste en poner en duda la permanente relación inicial del movimiento con el racismo blanco, recordemos algunos de sus escritos clásicos, que bien podríamos considerar el
verdadero Nuevo Testamento del feminismo de la tercera raíz:
"La masa de los negros, especialmente en el sur, todavía continúa
procreando sin remisión y desastrosamente, con el resultado de que el aumento
de los negros, aún más que entre los blancos, se da en la porción de la
población que es menos inteligente y menos capaz de adaptarse y de criar a sus
hijos adecuadamente".
"No queremos que circule el rumor de que queremos exterminar a la
población negra, y el ministro es el hombre adecuado que puede enderezar esa
idea si alguna vez hubiera de pasar por la mente de sus miembros más rebeldes.
M. Sanger estaba tratando de llevar adelante "The Negro Project", un programa de control de la población afroamericana que supuestamente intentaba "empoderar" a esta comunidad, y para evitar que algunos se rebelasen, fueron contratados "ministros" evangélicos negros para infiltrarse en la comunidad afroamericana para sofocar eficazmente cualquier posible rebelión. Como buena eugenésica, la fundadora de la Planificación Familiar (Planned Parenthood), M. Sanger vio el control de la natalidad como uno de los métodos útiles para "mejorar la raza" en una carrera para "la eliminación de los ineptos", a la que también se llamaba "higiene racial".
M.Sanger ha sido duramente criticada por acudir a mitines del Ku Klux Klan en el año 1926, lo que en aquellos momentos suponía de facto el apoyo a dicha organización. No seremos nosotros quienes afirmemos lo contrario, pero en su descargo hay que decir que la motivación de la Sanger para acudir a esos mítines era primordialmente la expansión de las políticas eugenésicas entre la población y la comunidad del Klan, que constituía en aquellos momentos una importante fuerza demográfica. El motivo de la segunda fundación del Klan 45 años más tarde, en 1915, fue de nuevo una acusación de violación. El acusado en esta ocasión no era negro, sino un judío de nombre Leo Frank, que tras un juicio tumultuoso fue condenado por la violación de una de sus empleadas, una niña de 14 años llamada Mary Phagan. La comunidad judía consideró que se trataba de una denuncia falsa y un juicio mediático, lo que dió lugar a la creación de la Liga Judía Antidifamación.
Margaret Sanger, es una pieza fundamental dentro del feminismo de la tercera raíz porque, con mucho mejores evidencias, inicia la complicidad del feminismo norteamericano con el socialismo
internacional al casarse con el arquitecto judío William Sanger (1874-1961) de
quien conservó el apellido aún después de casarse con el magnate Noah Slee,
dueño del imperio "Tres en Uno". Los Sanger se involucraron tanto con
el Socialist Party como con la International Workers of the World cuando se
mudaron a Manhanttan en 1910, y se integraron en un prominente círculo
socialista que incluía a Emma Goldman (1869-1940; anarquista y feminista judía que acabaría financiando la lucha antifranquista), John Reed (1887-1920; periodista, poeta y activista comunista estadounidense, célebre por su testimonio de la revolución rusa. Su esposa fue la escritora feminista Louise Bryant) y
Upton Sinclair (1878-1968; prolífico escritor y periodista que optaría infructuosamente al Congreso por en la listas del Socialist Party: en 1920 por la la Casa de los Representantes y en 1922 por el Senado).
M. Sanger estaba tratando de llevar adelante "The Negro Project", un programa de control de la población afroamericana que supuestamente intentaba "empoderar" a esta comunidad, y para evitar que algunos se rebelasen, fueron contratados "ministros" evangélicos negros para infiltrarse en la comunidad afroamericana para sofocar eficazmente cualquier posible rebelión. Como buena eugenésica, la fundadora de la Planificación Familiar (Planned Parenthood), M. Sanger vio el control de la natalidad como uno de los métodos útiles para "mejorar la raza" en una carrera para "la eliminación de los ineptos", a la que también se llamaba "higiene racial".
M.Sanger ha sido duramente criticada por acudir a mitines del Ku Klux Klan en el año 1926, lo que en aquellos momentos suponía de facto el apoyo a dicha organización. No seremos nosotros quienes afirmemos lo contrario, pero en su descargo hay que decir que la motivación de la Sanger para acudir a esos mítines era primordialmente la expansión de las políticas eugenésicas entre la población y la comunidad del Klan, que constituía en aquellos momentos una importante fuerza demográfica. El motivo de la segunda fundación del Klan 45 años más tarde, en 1915, fue de nuevo una acusación de violación. El acusado en esta ocasión no era negro, sino un judío de nombre Leo Frank, que tras un juicio tumultuoso fue condenado por la violación de una de sus empleadas, una niña de 14 años llamada Mary Phagan. La comunidad judía consideró que se trataba de una denuncia falsa y un juicio mediático, lo que dió lugar a la creación de la Liga Judía Antidifamación.
Lucille y Leo Frank durante el juicio que le llevaría a la muerte. |
No obstante sus manifiestas tendencias socialistas, M. Sanger desligaba con precisión el control de la natalidad de la teoría marxista que conocía tan bien, considerándolo independiente e incluso antagonista del mismo en este asunto. Para el común de los seres pensantes parece imposible desligar el control de la natalidad con la liberación de la mujer que predica el ideario comunista salvo por su carácter elitista, de mejora racial que en cierto modo se opone al concepto de igualdad. M. Sanders era ecléctica en materia de religión pues "había trascendido la necesidad de una Iglesia". Los regímenes comunistas de todos los tiempos han hecho caso omiso de las interpretaciónes que hacía M. Sanger de las teorías marxistas en cuanto al control de la natalidad y la religión.
¿Y en cuanto al fascismo?
LAS FEMINISTA FUERON LAS PRIMERAS FASCISTAS En cuanto al fascismo, Las evidencias nos muestran que las feminstas fueron en su mayoría, entusiastas precursoras del fascismo. Es indudable que desde el primer momento hubo mujeres en el nuevo movimiento del antiguo líder socialista italiano Benito Mussolini, pero poco se comenta que éstas, en su mayoría, eran feministas. Al principio eran pocas, solo hubo nueve mujeres en la asamblea del movimiento de las camisas negras en Piazza de San Paolo en Milán en marzo de 1919. Escaso porcentaje el de las mujeres en el partdo recién creado si lo ponemos en relación con el número de judíos que firmaron el manifiesto, cinco, cuando en Italia la población judía no superaba los 35.000 habitantes pero porcentualmente importante en relación con el escaso número de mujeres que se declaraban feministas en Italia, en su casi totalidad pertenecientes a las clases altas, educadas y urbanas.
Pocas fueron las mujeres que participaron en las actividades de los squadristis, grupos revolucionarios de origen obrerista. Algunas fascistas como la joven heroína "squadrista" Inés Donati se unieron a grupos mixtos (los Fasci de Combattimento), pero no tardaron en formar grupos solo para mujeres (los Fasci Femminili). El primero se creó en Monza (Milán) y rápidamente le siguieron otros.
Los primeros Fasci Femminile tenían muchos miembros de clase media y
baja pero incluso en esos momentos las líderes tendían a ser de un medio social
más alto (como los comunistas en Rusia), siendo de clase media-alta o, en
muchos casos, aristocrática.
Muchas de esas líderes no eran especialmente jóvenes y ya habían tenido alguna experiencia previa en la vida pública, ya fuera en política o en organizaciones filantrópicas (ONG'S). Muchas eran casadas o viudas o con hijos ya criados.
En consonancia con su -en general- más elevado status social, su nivel
educativo medio tendía a ser superior al de los jerarcas masculinos de ese
primer período. Un número SUSTANCIAL de las primeras líderes fascistas eran
feministas.
La conversión de estas feministas al fascismo es una de las razones por las que
los historiadores italianos se han mostrado reticentes a estudiar este tópico.
Antes del fascismo, la condición femenina no había formado parte integrante de la política del gobierno y eran escasas las mujeres involucradas en las instituciones públicas. En 1919, el primer manifiesto fascista “Il manifestó de fasci di combatimento" (publicado en Il Popolo Italiano, diario de Mussolini, financiado por el Commendatore Elio Jona, judío) ya promete el voto femenino. Las feministas se sumaron rápidamente a las fuerzas fascistas.
Las feministas fueron como colectivo, las más entusiastas del fascismo ya que fueron muy pocas las feministas que se opusieron al mismo, principalmente comunistas. Estas fueron las menos pero precisamente son aquellas a las que la historiografía ha querido presentar al público como prototipo de feminista italiana: la antifascista o comunista, nada más alejado de la realidad. Conozcamos más detalles:
Mussolini cortejó literalmente a las feministas italianas entre ellas como no, varias judías como Margherita Sarfatti, que se convertirá en su amante y la editora Silvia Bemporad Servi que seria la directora de la revista femenina mas importante del Periodo Fascista L’Almanacco della Donna Italiana. Conozcamos un poco acerca de una de las feministas italianas más relevantes dentro del fascismo.
Margherita Sarfatti nació en Venecia en el seno de la rica familia judía italiana Grassini. Margherita se casó con el abogado Cesare Sarfatti. Mujer muy culta y de gran erudición en el campo artístico, en 1902 se muda a Milán, donde escribió en Avanti della Domenica, y desde 1909 dirigió la sección de arte de Avanti!, órgano del Partido Socialista Italiano (PSI). El prototipo de mujer de clase alta, culta y con ideales o intereses políticos de las tres raíces originales del movimiento feminista se repite una vez más en la ideología fascista, una corriente socialista revolucionaria que se opondrá al socialismo internacional predominante en la época en favor de la salvaguarda de los intereses nacionales italianos.
En 1902 M. Sarfatti conoce a Benito Mussolini, en ese entonces afiliado al PSI (del que llegaría a ser su número 3), pero simpatizante de una corriente crítica. Entre ambos nace una simpatía que se transformará en un sentimiento mucho más profundo. Tal sentimiento acercará a la Sarfatti a posiciones cada vez más cercanas a las de Mussolini, y en cierto modo se complementarán al punto que en 1918, Margherita se convierte en redactora de Il Popolo d'Italia, periódico fundado y dirigido por el futuro Duce.
En los años 1920, su salón milanés era frecuentado por muchos intelectuales y artistas. En el mismo periodo se convierte en la directora de Gerarchia, la revista de teoría política fundada por Benito Mussolini. En 1925 firma el Manifiesto de los intelectuales fascistas. A causa de su adhesión al fascismo, algunos artistas se alejan de ella, no compartiendo el proyecto de la Sarfatti de contribuir al nacimiento de un " arte fascista". Sin embargo, en la siguiente muestra de 1926 y a pesar de las polémicas, todavía se acercan la mayoría de los artistas italianos importantes.
Enviuda en 1924 y a partir de entonces se dedica a escribir una biografía de Mussolini, la cual se publica inicialmente en 1925 en Inglaterra con el título The life of Benito Mussolini y al año siguiente con el título de Dux. Dada la notoriedad del personaje y la familiaridad de la autora con el mismo, el libro tuvo un increíble éxito editorial y se vendieron 17 ediciones; traducido a 18 lenguas incluso el japonés y el turco.
La actriz estadounidense Susan Sarandon interpretó a Margherita Sarfatti en la película del año 1998 Cradle Will Rock. Sarandon comentó acerca de su papel:
Margherita es una figura histórica legítima. Realmente existió. De verdad fue la amante de Mussolini y estuvo sumamente involucrada en la fragua de los movimientos artísticos italianos. Fue mecenas de los nuevos pintores en Italia. Vino a los Estados Unidos para vender la imagen de Mussolini entre los norteamericanos, y lo hizo a través de la columna de Hearst. Escribió una columna, y considero que, de este modo, procuró preparar al pueblo estadounidense para el concepto de ingresar a la guerra del lado de Mussolini. Y también intentaba financiar la guerra. Y lo complicado de todo esto fue el hecho de ser judía, y en realidad estaba facilitando su propia crisis, que a la postre la hizo huir de su país para vivir en Argentina, creo yo, durante algunos años, hasta que fue seguro retornar a casa.
En 1925 el fascismo concede el voto administrativo a las mujeres. En diciembre de 1925 el fascismo inicia la primera reforma de la cuestión femenina con la creación del l'Omni (Opera Nazionale per la Maternità ed
Infanzia) para el apoyo a la madre y al niño y en 1927 se inicia la campaña
por el incremento de los nacimientos, pero el primer esfuerzo serio por la creación de
organizaciones de masas femeninas tuvo que esperar al inicio de los años treinta. Para lograr el deseo de las mujeres de identificarse y de servir a la comunidad nacional, el régimen inició un dificil equilibro en pos de la modernización y la
emancipación. Constreñidas -como los hombres- a renunciar a la batalla por el sufragio femenino al abandonar Italia el sistema electoral liberal republicano, después de 1925 las feministas volcarán sus esfuerzos en el voluntariado social o el activismo cultural, dando lugar a una nueva subcultura femenina de dimensiones nacionales. A este vino a definirse como "sano
femminismo" en contraposición al "vano femminismo".
Este "sano feminismo" lo encontramos en su cúspide interpretado por Laura Cabrini Casartelli: "Erano l'autentico amore per la Patria, un largo umanitarismo ed un vivo sentimento sociale a spingere le donne a simpatizzare con il programma fascista di valorizzazione della vittoria, di esaltazione della guerra nazionale, di opposizione ad uomini ed a metodi". Eran el verdadero amor a la Patria, un amplio humanismo y un vivo sentimiento social por que la mujer simpatizara con el programa fascista de valoración de la victoria, de la exaltación de la guerra patria, de oposición a los hombres y los métodos".
El Erotismo de la Fecundidad
El fascismo dio vida a una política maternalista de amplio espectro: criminalización del aborto, protección y garantías a la maternidad, préstamos para matrimonios y recién nacidos, preferencias en la carrera laboral para los padres de familias numerosas, instituciones de asistencia sanitaria y social para la familia y la infancia. Ciertamente no se trata del feminismo anglosajón de Maria Stopes y Margaret Sangers sino de feminismo fascita. Nada tiene que ver con las campañas de reparto de preservativos o el aborto libre y gratuito. Margaret Sanger, recordemos, hacía circular el dinero de los Rockefeller y de los McCormick en dirección de Gregory Pincus, para sus investigaciones sobre la "píldora".
Esta política maternalista del fascismo se considerada hoy como un oprobio para la mujer conforme al ideario concebido por las líderes feminista, coincide inesperadamente con las últimas tendencias anarquistas, si nos guiamos por las palabras de la feminista y anarquista Prado Esteban: "Los obstáculos a la maternidad tienen también un correlato en la restricción a la erótica de la fecundidad, el sexo hoy está sometido a limitaciones tan reales como las de las sociedades más represivas pues el impulso genésido debe obligatoriamente quedar excluido de las pasiones libidinosas"
Esta política maternalista del fascismo se considerada hoy como un oprobio para la mujer conforme al ideario concebido por las líderes feminista, coincide inesperadamente con las últimas tendencias anarquistas, si nos guiamos por las palabras de la feminista y anarquista Prado Esteban: "Los obstáculos a la maternidad tienen también un correlato en la restricción a la erótica de la fecundidad, el sexo hoy está sometido a limitaciones tan reales como las de las sociedades más represivas pues el impulso genésido debe obligatoriamente quedar excluido de las pasiones libidinosas"
La perfecta mujer fascista era un híbrido, nuevo e interesante: servía a las necesidades de la familia y, al mismo tiempo, se hacía cargo de los intereses del estado socialista nacional fascista. Sin embargo el feminismo facista a diferencia del feminismo marxista, no pretende alejar a las mujeres de su instinto maternal ni competir con el hombre equiparándola en el ejercicio de los roles masculinos. El feminismo fascista no fue pro abortista, ni enemigo de la institución familiar ni aliado de la homosexualidad y por lo tanto no puede calificarse de liberador desde el punto de vista de Marx y Engels. Por tanto, este feminismo de caracter latino no llegó a cuajar dentro del movimiento feminista tal como lo conocemos hoy en día, tanto por la derrota del fascismo en el campo de batalla como por el mayor empuje del feminismo anglosajón, el cual conduciría junto al feminismo marxista de exportación al feminsmo de post-guerra o de género, del cual ya hemos escrito abundatemente en este mismo blog.
EN RESUMEN:
El feminismo hunde sus raíces en tres arquetipos femeninos fundamentales:
Raíz Primera del Feminismo: mujeres de clase alta, anglosajonas, protestantes, evangelistas, racistas, supremacistas femeninas, con un ideal mesiánico de exclusión del sexo masculino por medio de la partenogénesis y unidas por la defensa de sus privilegios ya sea por intermediación del Ku Klux Klan o del Sufragismo.
El resultado final llevado a sus últimas consecuencias sería una sociedad esclavista con sufragio universal donde todos los hombres gracias a la parterogénesis serían esclavos y si la partenogénesis no permitiera el nacimiento de varones, lo serían las mujeres de color.
Raíz Segunda del Feminismo: mujeres revolucionarias de clase alta y burguesa, judías, laicas, marxistas, unidas en pos de la aniquilación de la clase privilegiada y su suplantación por una dictadura del proletariado igualmente privilegiada en la que ellas mantuvieron sus privilegios como dirigentes mediante los cuales darían rienda suelta a sus utopias igualitarias y mesiánicas. Ante la imposiblilidad del logro de la partenogénesis por medios científicos, no se plantean la eliminación de la clase opresora que representan los hombres, pero si de sus instrumentos de dominación, principalmente la familia tradicional que supuestamente impediría a las mujeres alcanzar la emancipación, que consiste en ocupar su verdadero lugar en la sociedad como fuerza productiva en competencia e imitación de los hombres.
El resultado final llevado a sus últimas consecuencias es evidentemente la aniquilación (reducción a la nada, la "no existencia") de las clases supuestamente explotadoras, incluyendo naturalmente a los hombres. Sin embargo, como toda sociedad necesita en teoría perpetuarse mediante la reproducción, otra posibilidad es la dictadura de los explotados, es decir la dictadura de las mujeres hasta que la ciencia alcance el sueño partenogénesico. En ese caso se podría lograr la igualdad total en un mundo en el que tras un lapso de tiempo no especificado por Marx ni Engels en el que las lideres comunistas gobernarían sobre las demás mujeres, dictadura que cesaría cuando todas las mujeres se unificasen en una sola clase, sin opresoras ni oprimidas.
Raíz Tercera: mujeres de clase alta, anglosajonas, protestantes evangelistas o laicas, progresistas, liberales, capitalistas, racistas de nueva generación bajo la cobertura de la ciencia eugenésica, que ante la imposibilidad científica de la partenogénesis abogan por el aborto, la esterilización y la salud reproductiva como medio de exclusión del poder que el sexo masculino ejerce sobre ellas por medio de la procreación y la institución familiar, mesiánicas del progreso, supremacistas femeninas, unidas por el ideal marxista de liberación de la mujer una vez adoptado como propio por las élites industriales y financieras.
El resultado final llevado a sus últimas consecuencias es un mundo en que se logra la exclusión del hombre de la familia y de la paternidad mediante el uso de medidas eugenésicas, donde se reduce drásticamente la natalidad y los hombres son excluidos de ejercicio de la paternidad ya sea por falta de idoneidad racial, génetica o por la simple voluntad de la mujer liberada, que dejará de necesitar al varón para crear su propia familia y su propio proyecto vital en un mundo donde solo las mujeres serían dueñas de su destino, sometidas no obstante como obreras al poder industrial y financiero de la élite feminista...
El feminismo fascista a pesar del innegable avance que supuso para las mujeres italianas que lo abrazaron con vehemencia mientras se mantuvo en el pedestal del poder, queda fuera del constructo en que se convertirá finalmente el feminismo y se considerará desde entonces por parte de marxistas y progresistas como un paso atrás en el camino de la liberación de la mujer, que consiste como ya hemos explicado en palabras de F. Engels en sacar a la mujer del nucelo familiar para integrarlo en el mundo de la producción y en su versión capitalista, además, del consumo y por tanto la fuerza inconsciente más importante en la la perpetuación del sistema industrial usurero que en consecuencia y en su propio y exclusivo provecho, la ha encumbrado sobre todas las cosas.
El feminismo tal como lo conocemos en nuestros días es el resultado de la recopilación en un corpus iure litúrgico de estas tres raíces originales y su evolución no es más ni menos que su desarrollo natural. De su desarrollo a partir de los años 60 escribiremos en otra ocasión, pues nuestro propósito en esta ocasión se circunscribe al feminismo fascista y su lugar en el "movimiento feminista".
EN RESUMEN:
El feminismo hunde sus raíces en tres arquetipos femeninos fundamentales:
Raíz Primera del Feminismo: mujeres de clase alta, anglosajonas, protestantes, evangelistas, racistas, supremacistas femeninas, con un ideal mesiánico de exclusión del sexo masculino por medio de la partenogénesis y unidas por la defensa de sus privilegios ya sea por intermediación del Ku Klux Klan o del Sufragismo.
El resultado final llevado a sus últimas consecuencias sería una sociedad esclavista con sufragio universal donde todos los hombres gracias a la parterogénesis serían esclavos y si la partenogénesis no permitiera el nacimiento de varones, lo serían las mujeres de color.
Raíz Segunda del Feminismo: mujeres revolucionarias de clase alta y burguesa, judías, laicas, marxistas, unidas en pos de la aniquilación de la clase privilegiada y su suplantación por una dictadura del proletariado igualmente privilegiada en la que ellas mantuvieron sus privilegios como dirigentes mediante los cuales darían rienda suelta a sus utopias igualitarias y mesiánicas. Ante la imposiblilidad del logro de la partenogénesis por medios científicos, no se plantean la eliminación de la clase opresora que representan los hombres, pero si de sus instrumentos de dominación, principalmente la familia tradicional que supuestamente impediría a las mujeres alcanzar la emancipación, que consiste en ocupar su verdadero lugar en la sociedad como fuerza productiva en competencia e imitación de los hombres.
El resultado final llevado a sus últimas consecuencias es evidentemente la aniquilación (reducción a la nada, la "no existencia") de las clases supuestamente explotadoras, incluyendo naturalmente a los hombres. Sin embargo, como toda sociedad necesita en teoría perpetuarse mediante la reproducción, otra posibilidad es la dictadura de los explotados, es decir la dictadura de las mujeres hasta que la ciencia alcance el sueño partenogénesico. En ese caso se podría lograr la igualdad total en un mundo en el que tras un lapso de tiempo no especificado por Marx ni Engels en el que las lideres comunistas gobernarían sobre las demás mujeres, dictadura que cesaría cuando todas las mujeres se unificasen en una sola clase, sin opresoras ni oprimidas.
Raíz Tercera: mujeres de clase alta, anglosajonas, protestantes evangelistas o laicas, progresistas, liberales, capitalistas, racistas de nueva generación bajo la cobertura de la ciencia eugenésica, que ante la imposibilidad científica de la partenogénesis abogan por el aborto, la esterilización y la salud reproductiva como medio de exclusión del poder que el sexo masculino ejerce sobre ellas por medio de la procreación y la institución familiar, mesiánicas del progreso, supremacistas femeninas, unidas por el ideal marxista de liberación de la mujer una vez adoptado como propio por las élites industriales y financieras.
El resultado final llevado a sus últimas consecuencias es un mundo en que se logra la exclusión del hombre de la familia y de la paternidad mediante el uso de medidas eugenésicas, donde se reduce drásticamente la natalidad y los hombres son excluidos de ejercicio de la paternidad ya sea por falta de idoneidad racial, génetica o por la simple voluntad de la mujer liberada, que dejará de necesitar al varón para crear su propia familia y su propio proyecto vital en un mundo donde solo las mujeres serían dueñas de su destino, sometidas no obstante como obreras al poder industrial y financiero de la élite feminista...
El feminismo fascista a pesar del innegable avance que supuso para las mujeres italianas que lo abrazaron con vehemencia mientras se mantuvo en el pedestal del poder, queda fuera del constructo en que se convertirá finalmente el feminismo y se considerará desde entonces por parte de marxistas y progresistas como un paso atrás en el camino de la liberación de la mujer, que consiste como ya hemos explicado en palabras de F. Engels en sacar a la mujer del nucelo familiar para integrarlo en el mundo de la producción y en su versión capitalista, además, del consumo y por tanto la fuerza inconsciente más importante en la la perpetuación del sistema industrial usurero que en consecuencia y en su propio y exclusivo provecho, la ha encumbrado sobre todas las cosas.
El feminismo tal como lo conocemos en nuestros días es el resultado de la recopilación en un corpus iure litúrgico de estas tres raíces originales y su evolución no es más ni menos que su desarrollo natural. De su desarrollo a partir de los años 60 escribiremos en otra ocasión, pues nuestro propósito en esta ocasión se circunscribe al feminismo fascista y su lugar en el "movimiento feminista".
El sistema en el que hoy vivimos, por cierto tan absolutamente criminal y autoritario en algunos aspectos como lo pudiera haber sido el fascismo- a poco que analicemos las noticias oprobiosas que produce la realidad de nuestros días- ha creado toda una serie de leyes supuestamente defensoras de "la mujer" en la que sus insitintos maternales y su misma feminidad no son tenidos en cuenta en favor del ideal de mujer trabajadora, libre e independiente, enemiga de la maternidad y la feminidad, de la masculinidad, de los hombres, de la familia y de los niños, a los que se considera una carga. Estas son medidas de discriminación positiva que oprimen al antiguo opresor y conculcan todos los conceptos tradicionales de igualdad ante la ley y garantizan la perpetuación de las estructuras políticas y económicas de la sociedad. Nos ronda la duda de que, de alguna manera, el movimiento feminista ha acabado incorporando algunas de las más discutidas propuestas del fascismo.
El feminismo es una de las ideologías estrellas del constructo que se impone sobre el ciudadano de a pie y que se llama lo "políticamente correcto" y que incluye un desprecio y un odio implacable contra la figura masculina. En cierto modo, se trata de una especie de terapia psicológica. Está basada en la necesidad de expulsar sentimientos inaceptables [racismo, sexismo, paternalismo, egoismo....] proyectándolos en alguien sobre el que hay barra libre para odiar: el fascista.
A pesar del innegable avance que supuso para las mujeres italianas, el feminismo fascista nunca recibir más que odio y desprecio con exclusión de cualquier sentimiento de respeto por parte de las feministas institucionales, que son todas declaradamente antifascistas. Intenten responder entonces a esta pregunta: ¿Como puede hacer el ser humano para robar, torturar, asesinar, exterminar a otras personas y no obstante seguir sintiéndose "bueno" e incluso "el más bueno"? Muy sencillo: ejerciendo de antifascista (seres deshumanizados, demonios, monstruos), aquellos a quienes se podrá liquidar en nombre del "amor", la "felicidad" etc. Por supuesto para el feminismo del siglo XXI los fascistas no son otros que los hombres, creadores del oprobioso sistema patriarcal que se reservaba para si mismo el privilegio de ir a la guerra, picar en las minas y embarcarse por meses. en el alta mar. Cualquier medida discriminatoria, alejarles sin piedad de la compañía de sus hijos, convertirlos en proveedores forzados, presentarlos como monstruos salvajes llenos de violencia contra los que actuar sin compasión se consideran medidas adecuadas y merecidas cuando se aplicam contra los hombres por el feminismo. Y por tanto "no es fascismo cuando lo hacemos nosotras".
El feminismo es una de las ideologías estrellas del constructo que se impone sobre el ciudadano de a pie y que se llama lo "políticamente correcto" y que incluye un desprecio y un odio implacable contra la figura masculina. En cierto modo, se trata de una especie de terapia psicológica. Está basada en la necesidad de expulsar sentimientos inaceptables [racismo, sexismo, paternalismo, egoismo....] proyectándolos en alguien sobre el que hay barra libre para odiar: el fascista.
A pesar del innegable avance que supuso para las mujeres italianas, el feminismo fascista nunca recibir más que odio y desprecio con exclusión de cualquier sentimiento de respeto por parte de las feministas institucionales, que son todas declaradamente antifascistas. Intenten responder entonces a esta pregunta: ¿Como puede hacer el ser humano para robar, torturar, asesinar, exterminar a otras personas y no obstante seguir sintiéndose "bueno" e incluso "el más bueno"? Muy sencillo: ejerciendo de antifascista (seres deshumanizados, demonios, monstruos), aquellos a quienes se podrá liquidar en nombre del "amor", la "felicidad" etc. Por supuesto para el feminismo del siglo XXI los fascistas no son otros que los hombres, creadores del oprobioso sistema patriarcal que se reservaba para si mismo el privilegio de ir a la guerra, picar en las minas y embarcarse por meses. en el alta mar. Cualquier medida discriminatoria, alejarles sin piedad de la compañía de sus hijos, convertirlos en proveedores forzados, presentarlos como monstruos salvajes llenos de violencia contra los que actuar sin compasión se consideran medidas adecuadas y merecidas cuando se aplicam contra los hombres por el feminismo. Y por tanto "no es fascismo cuando lo hacemos nosotras".