LA ECOLOGIA COMO EJEMPLO: “HIPOTESIS GAIA”
Otra corriente de la Nueva Era, la ecología, tiene poco que ver con
todo esto, responde a una necesidad objetiva de impedir el deterioro de
la biósfera; no hay en ella nada de religioso. Sin embargo, uno de sus
linajes, implícitamente tiene mucho de mítico-religioso. Nos referimos
a la “hipótesis Gaia”.
Gaía está presente en la Nueva Era como pocos otros temas. Existen
librerías Gaia, movimientos Gaia, cursos sobre Gaia, todo parte del
libro de James Lovelock, “La hipótesis Gaia”, escrito en 1974. La
Tierra, para Lovelock, es un ser vivo. La biósfera y la atmósfera, el
mundo viviente y el no-viviente, forman un conjunto indisoluble y
autocontrolado, un Todo al que Lovelock llama Gaia. Y como el personaje
mitológico, cuando es agredida responde a los ataques de manera
devastadora; ayuda, por contrario, a quienes le son fieles. Este
planteamiento lo intenta encarrilar por los cauces del pensamiento
científico, si bien muchos de sus partidarios tienen veleidades místico
religiosas.
Lovelock es muy conocido en los medios ecologistas influenciados por el
misticismo edulcorado e ingenuo de la “New Age”. En estos ambientes
interesa más la vertiente mística que la científica. Con el tiempo
Lovelock ha ido acumulando inquina contra este tipo de gentes y de
planteamientos: “Los ecologistas tienen el corazón bien puesto pero la
cabeza mal hecha”. Y no duda en denunciar la visión romántica que
tienen de la naturaleza: “las vacas producen más residuos y gases que
cualquier fábrica”. Considera que el agujero de la capa de ozono es un procedimiento de
Gaia para defenderse. Gaia, por este y por otros
ejemplos que Lovelock comenta, se autorregula; no está dispuesta a
perecer y puestos a morir, prefiere que sean los humanos que la
amenazan antes que ella. Resulta
inquietante el paralelismo de esta teoría feminista de Gaia con las
proclamas de las teoría eugenistas, el malthusianismo o la salud
reproductiva, hitos del movimiento feminista moderno y bandera de los
intereses corporativos (especialmente para la familia
Rockefeller). No nos parece casual que la teoría de Gaia junto a su
consecuencia, el calentamiento global, se haya convertido finalmente en
la excusa perfecta -aunque indemostrable e irracional- para implementar
una serie de medidas, cupos y obligaciones que someterán finalmente a
los pacíficos e ingenuos habitantes del planeta a los designios e
intereses de una minoría sinarquica que para redimirnos a la fuerza piensa
imponernos su absolutista proyecto de un Gobierno Mundial.
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