Feminismo post-Klan
Hacia 1930, las radicales feministas empezaron a estudiar la psicología freudiana que había sido exportado con ansia desde Europa. Ellas la practicaron y la integraron convenientemente con el objetivo de adquirir credibilidad profesional para sus teorías y objetivos víctimo-feministas ulteriores.
Anna Freud fue un participante en este esfuerzo. En 1973, ella escribió calladamente: "El padre no custodio no ha de tener derecho legalmente aplicable para visitar al niño, y el padre custodio debe tener el derecho de decidir si es deseable para el niño que tenga tales visitas".
La nieta de Freud, una profesora jubilada del Colegio Simmons de Psicología sabía quizás mejor que cualquier otro de qué iba la psicología freudiana y el tremendo daño humano que había producido. En su conferencia “Profetas Falsos”, Sophie indicó inequívocamente, "Freud y Hitler compartieron un vecindario. Ellos también compartieron la ambición de convencer a otros hombres de la única verdad con la que ellos se habían topado - Sigmund Freud con una retórica brillante, Adolf Hitler con la fuerza brutal. Adorados por sus seguidores, ellos fundaron movimientos poderosos. Ante mis ojos ambos Adolf Hitler y mi abuelo fueron profetas falsos del siglo XX". [False Prophets; Adelphi University, Garden State, NY, October 15, 2002].
A pesar de un rechazo substancial de la psicología freudiana en muchas áreas de la psicología, la psicología y jursiprudeniae feministas centran su trabajo en la insinuación sexual, en la observación subjetiva, y en una falta de datos comprobados para crear la ilusión de que sus conclusiones son conclusiones profesionales.
El cuerpo extenso de la ciencia psicológica no proporciona apoyo que muestre que esta sea una buena política, mas los tribunales hacen esto regularmente, la policía es reacia a imponer las órdenes de visita, y las legislaturas raramente proporcionan legislación o fondos para imponer órdenes. Nosotros encontramos interesante que robar un niño de otro padre no es un crimen, pero robar una muñeca Barbie de la juguetería hará que te arresten.
La ciencia freudiana de discriminación es más fácilmente visible en el estilo y técnica misteriosos de los “lectores de hojas de te” psicológicos convencionales que testifican por unos honorarios la "validez" del abuso al niño o el abuso conyugal a pesar de una falta total de pruebas estadísticas.
La "validación" es el proceso poco honrado de tomar una alegación, y acto seguido aplicar una evidencia anecdótica dentro de la alegación misma para "demostrar" que ese abuso sucedió. Este método opera desafiando a la ridiculez de las alegaciones o las poderosas evidencias de lo contrario, y raramente integra medidas estadísticas habiendo realizado una M. M. P.I. de todos las partes integrantes del caso. Por ejemplo, en un notorio caso St. Louis, el Dr. Montaleone de Glennon Hospital Cardinal testificó; "Usted nunca puede decir que un niño no ha sido abusado. Nunca". ¿Si esto es cierto, jamás uno podría testificar que un niño ha sido abusado?
Los psicólogos feministas a menudo "proyectan" la conducta de la mujer y/o de los niños en el marido, culpándolo de sus problemas, generalmente sin jamás conocerle o entrevistarle – creando así un guión del estilo "inocente hasta que se pruebe su culpabilidad".
Los estudios y los tribunales feministas fingen que los padres están causando problemas a las mujeres y a los niños cuando ellos tratan de salvaguardar el matrimonio, litigar por unas condiciones justas de custodia o procurar imponer visitas. La perspectiva feminista es enteramente inexacta, pues es la agresión común del divorcio, la negación de la paternidad, y la negación de una posición social constructiva, lo que causa las disputas de los padres que se preocupan.
Un amplio consenso de estudios de investigadores tanto "liberales" como "conservadores" muestra que los niños en las familias no-intactos tienen tasas tremendamente más altas en muchos desórdenes psicológicos. Esto es verdad en cuanto a los padres también. Los tensiones del divorcio pesan mucho en todos y cada uno.
Si los problemas han de ser atribuidos a alguien, deben ser atribuidos a los que buscan el divorcio por razones irresponsables o a los que merecieron sinceramente los divorcios con los que ellos fueron sentenciados. A menos que uno pueda concluir razonablemente que el 60% de los hombres divorciados de América fueron maridos crueles agresores de mujeres-abusadores de niños, nosotros no podemos responsabilizar de estos problemas a los maridos tal como nosotros hacemos hoy.
En los 1960, el feminismo llegó al centro del escenario. En vez de utilizando imágenes sexuales acerca de hombres negros, ellas simplemente dejaron caer la palabra "negro" de su jerigonza. Los hombres eran deshonestos e injustos. El casamiento era una trampa. Cualquier hombre que tuviera respeto a si mismo debía dejar a la raza humana hacer todo lo que las mujeres desearan. Y muchos de ellos lo hicieron.Las tasas de divorcio se dispararon a niveles estratosféricos tal como pretendían las activistas radical-feministas anti-familiares. Los abogados que controlan el sistema político y legal se beneficiaron inimaginablemente reemplazando a los maridos por pensiones alimeticias para la manutención de los hijos. Los problemas de toda la sociedad fueron cargados a la culpa de los hombres. Las radicales feminista aplicaron una clásica artimaña de "falacia de composición" a la situación. El divorcio condujo a los hombres fuera de la casa por cosas hechas a puerta cerrada. De repente, el marido ya no estaba en la casa. La apariencia es que los hombres habían abandonado la familia, en grandes números, cuando de hecho la inmensa mayoría de ellos fueron echados de ella.
Hasta Paul McCartney, el Presidente de Guardianes de Promesas, culpó de la ruptura familiar a los hombres en un artículo de National Review. Esto fue un golpe trágico y fatal al movimiento de Guardianes de Promesas, porque la mayoría de los hombres saben que esto son falsas fabulaciones feministas – y hacia finales de ese mismo año Guardianes de Promesas estaba casi en quiebra debido al éxodo de miembros.
En los últimos 1980, el desastre del caso McMartin debilitó la artimaña feminista hoy tan común en los juzgados de familia de hacer uso de salvajes acusaciones de malos tratos a niños contra hombres para controlar las familias y la sociedad. El Acta de Carter-Mondale de 1974 combinaba dos cuentas de financiación, una que financiaba automáticamente tratamiento a niños victimas de malos tratos, con otra cuenta diseñada para averiguar cuántos malos tratos a niños había allí. La combinación de las dos creó una autofinanciación pata la búsqueda interminable de malos tratos a niños debajo de cada piedra, y las feminista hicieron uso del sistema hasta el límite. Todo lo que se necesitaba era una llamada telefónica, por absurda que fuera la alegación, para poner al marido fuera de la casa – para nunca volver.
En los 1990, las radicales empezaron a utilizar alegaciones falsas de abuso doméstico. El progresismo ideológico [lo políticamente correcto] de la misandría dicta que las mujeres son siempre la víctima (cuando son las mujeres de hecho quienes inician un poco más de la mitad de todos los altercados conyugales, físicos y graves). Entre 1999 y 2003, $400 millones en fondos federales fueron dados a la Organización Nacional de Mujeres bajo el Acta contra la Violencia Contra Mujeres (VAWA), que se gastarían en extender el odio a los hombres en la sociedad y en los campus colegiales y en sacar a los marida fuera del hogar familiar.
En 1988, la mayoría de las leyes estatales (pasando por la ventanilla trasera de la legislación federal) permitían la toma de posesión de la casa, de la familia, las cuentas bancarias, y todas las otras ventajas substanciales garantizadas a las mujeres en una audiencia de un tribunal ex-parte, al que el marido no le es permitido asistir. Incluso las novias temporales pueden robar la hacienda de esta manera. La mayoría de los jueces no tienen tiempo de resolver si las acusaciones son verdad, y ningún juez quieren acabar en la primera plana del periódico porque alguna mujer fuera perjudicada, así que la mayoría de los jueces aprueban estas medidas cautelares sin plantearse preguntas.
Desafortunadamente, el abuso de las medidas cautelares causan mucha más violencia de la que previenen. Según la Inspección Nacional de la Violencia Familiar, menos del 25% de altercados graves sucede en la familia intacta. La mayoría substancial de la violencia doméstica sucede en la familia rota. Las angustias del divorcio causan una fricción tremenda entre los esposos, especialmente si un esposo es abusado por los tribunales. Los creadores de las las políticas públicas harían mucho mejor ayudando a las esposas a tratar con los procesos normales del casamiento y el envejecimiento antes que echando gasolina a las familias.
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