Mark Harris, un divorciado inglés, sufrió un proceso legal por el que llegó a ser encarcelado por saludar con la mano a sus hijas, acto descrito por su ex-mujer como acoso y por los tribunales como desacato a su autoridad. En total, tuvo que aparecer en 133 sesiones de los tribunales de familia, enfrente de 33 jueces, en un proceso de 10 años de duración.
Lean esta impresionante denuncia de la justicia feminista que nos oprime, la historia, en el interesantísimo blog EL GRAN SURNAMO.
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