Ciudadano lector, te mereces un análisis más profundo que el que te dan en un anuncio comercial del ministerio de igualdad. Empezaré con resultados de una fuente de investigación respetable, el centro de control y prevención de enfermedades en Atlanta, Georgia. Este es el sumario de sus investigaciones publicadas en el Journal de la salud pública en mayo del 2007:
Primero que todo, casi el 20% de todas las relaciones afectivas tienen algún nivel de violencia, la mitad de esas relaciones tienen a uno de los dos siendo violento, en la otra mitad la violencia era recíproca. En las relaciones en las que la violencia era perpetrada por una persona, más del 70% de los casos la persona violenta era la mujer. ¿Entendiste eso? En todas las relaciones de ese estudio en particular, más de 7 de cada 10 abusadores eran mujeres.
Miremos con más detenimiento a estos datos cuando se trata de violencia reciproca, esta mitad es aún más interesante. El estudio concluyó que las parejas con violencia reciproca tenían una alta probabilidad de resultar en lesiones, particularmente para las mujeres, también eran un predictor de violencia futura por parte de las mujeres y no para los hombres. En otras palabras, las mujeres que se meten en violencia recíproca tienen tendencia a iniciar asaltos de violencia repetidamente, la violencia masculina tiene tendencia a ser aislada y contrario a la aserción redundante de las feministas no tiene tendencia a repetirse.
Permítanme sumariar estas conclusiones en una forma más clara: en las relaciones afectivas en las que ambos son violentos tienen probabilidad en resultar en lesiones para la mujer, esas relaciones también tienen la tendencia de que las mujeres inicien la violencia y mantengan la violencia.
Tenemos una expresión para la mayor parte de la violencia masculina en estas situaciones, se llama: “Responder el golpe”. No existe una excusa para la violencia bajo ninguna circunstancia, alguien dijo una vez, pero si existe una justificación legal y moral para la autodefensa. En todo caso es un juicio que se hace después de que se recibe un ataque, dejaré que la persona me ataque, para que tome una decisión si responder el golpe es justificable o no.
Es muy justo mencionar que este estudio no puede ser generalizado a toda la población por razones metodológicas y es muy fácil refutar a un solo estudio, incluso si es de una fuente confiable. ¿Y que? Bueno, miremos a 100 estudios más.
El Profesor John Archer es un psicólogo de la universidad de Lancashire Central y el director del grupo de agresión en la misma universidad. En su análisis de 100 estudios británicos y americanos concluyó que las mujeres tienen más tendencia a iniciar violencia en sus relaciones afectivas y tienen más tendencia a ser agresivas con más frecuencia. También enfrenta el mito de que las mujeres solo son violentas en autodefensa al reportar que el 29% de las alumnas universitarias admitió atacar físicamente a sus novios cuando no percibían ni una sola amenaza.
Yo sé que esto no va a convencer a las feministas ni las va a convencer cientos de estudios más, pero mirémoslos en todo caso.
El profesor Martin S Fiber del departamento de psicología la universidad de California State condujo un análisis de 249 investigaciones académicas, 194 estudios empíricos y 55 revisiones respecto a la violencia doméstica. La muestra agregada y el tamaño de la población analizada es de más 250.000 personas. ¿Cuáles fueron las conclusiones de Fiber? “Las mujeres son tan físicamente agresivas o más agresivas, en las relaciones afectivas, que los hombres.”
Si piensas que los incidentes de Violencia de Mujeres en contra de los hombres son compensados por el hecho que las mujeres sufren más lesiones en manos de los hombres, te equivocas. Hay mucho conflicto respecto a esto en los estudios, algunos dicen que las mujeres están en mayor riesgo de lesiones y otros dicen que los hombres están en mayor riesgo.
Si analizamos la bibliografía de Fiber, la cual cubre un enorme grupo de estudios, hay muchos más estudios que muestran que las mujeres tienen una tendencia mayor a la de los hombres de lastimar a sus parejas, incluso con el uso de armas.
¿Hay estudios que contradicen estos hallazgos? Por supuesto que si. Pero hay un cuerpo de evidencia lo suficientemente significativo como para dejar en claro tres cosas.
1. La violencia doméstica no es un producto del género. Atribuir que exclusivamente un género lo hace en contra del otro no solo es falso sino que reduce los esfuerzos para enfrentar el problema.
2. La sociedad está muy mal informada respecto a la naturaleza, orígenes y realidades de la violencia doméstica y
3. La mayor parte de nuestros manejo político y legal de la violencia domestica se basa en los mitos y no en las realidades, llevándonos a poner nuestros recursos en la mitad del problema
Como en tantas otras cosas, hemos demostrado una tendencia cultural a rehacer la realidad, incluso llegamos a aceptar mentiras cuando la verdad del sexo débil no las hace lucir tan débiles.
Alguna gente de buenas intenciones dirá “bien, enfoquémonos en enfrentarnos a los abusados y los abusadores sin importar el sexo” Pero les diré que las cosas no son tan simples.
Actualmente Richard Gellis es el decano de en la universidad de Pennsylvania y tiene un lugar especial en la asociación Joan y Raymond de bienestar infantil y violencia intrafamiliar en la escuela social y práctica. Es un experto reconocido internacionalmente de violencia doméstica y fue muy influyente en la aprobación de VAWA y en la acta de salvar a la familia en 1997. Gellis escribió respecto a su trabajo con Susan Stein y Mery Straus “La respuesta a nuestro descubrimiento de que la tasa de violencia femenina contra el hombre era igual a la tasa de violencia de hombre contra la mujer, no solo produjo criticas académicas, sino que produjo una serie de ataques personales intensos” Los tres recibieron amenazas de muerte, los centros donde estaban supuestos a presentarse recibieron amenazas de bombas.
En mi opinión hacer amenazas terroristas de bombas y asesinato son formas muy extrañas de protestar que te llamen violenta ¿o será idea mía?
Regresando a la evidencia, sería fácil discutir que la violencia doméstica es un problema femenino más que un problema masculino. Después de todo hay muchos estudios que apoyan tal conclusión. Pero eso sería tan inútil como el paradigma actual y podría resultar en que mi auto explote la próxima vez que lo encienda.
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