Defensora acérrima del “plan de mejoramiento de la población” Sueca, consistente en la esterilización forzada de miles de personas, por considerárseles “biológicamente inferiores”.
Desde 1949 a 1955, el involucramiento de la ONU en asuntos de la mujer sufrió un decidido cambio a manos de la Sra. Alva Myrdal, de origen sueco, quien asumió la dirección de varios de sus organismos. En su libro, Crisis en el asunto de la población, publicado en 1934, Myrdal y su esposo Gunnar promovieron la idea de que la familia tradicional es un sistema “casi patológico”, “sin raíces” y condenado a “la desintegración y la esterilidad”. Alegaban que debía ser reemplazada por un modelo de familia en el cual la mujer se comportaría en el trabajo como “el camarada” del hombre, donde los niños se convertirían en una responsabilidad social y donde nociones supuestamente “anticuadas” como “vida privada” y “hogar”, darían paso a la cooperación social. También favorecían la liberalización de la ley sueca sobre el aborto, la disponibilidad de los anticonceptivos, la educación sexual en las escuelas, la responsabilidad del Estado de establecer metas y controles en asuntos de población y la eliminación de distinciones legales y sociales entre adultos casados y solteros. La Sra. Myrdal también alegaba que para lograr la igualdad de género, había que desmantelar el hogar tradicional por medio de la ley, y que aún sería necesaria la coacción para eliminar aquellos roles femeninos que fuesen incompatibles con esta visión de lo que es la igualdad.
Las ideas de Alva Myrdal y de otros dirigentes de similar mentalidad fueron penetrando los distintos organismos de la ONU, manifestándose especialmente a través de sus conferencias internacionales. Como “premio a su contribución a la humanidad” recibió en 1982 el premio Nóbel de la Paz.
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