GEIDAR DZHEMAL: El predominio de los hermafroditas lleva a la degeneración
Entrevista publicada por el portal Islamnews.ru el 11/09/2012
Traducido del ruso por el blog "Península Ibérica Internunión" http://interunion.info/
El tema de la disminución de la testosterona en los hombres periódicamente aparece en los medios de comunicación e informes médicos. Por qué sucede este fenómeno en la sociedad actual, cuáles son las causas y si existe la panacea, la agencia de noticias IslamNews ha preguntado al experto – filósofo islámico y conocido hombre público Geidar Dzhemal.
- Geidar, los médicos de distintos países destacan un extraño fenómeno: el nivel de testosterona de la población masculina está bajando, pero la capacidad reproductora crece. En su día Ud. también ha hablado de la disminución de la testosterona a nivel paneuropeo. ¿Con qué lo relaciona?
- El fenómeno de la fecundación en sí mismo no depende directamente del nivel alto o bajo de la testosterona. Este nivel determina la calidad del material humano, del sexo, hijos, de la propia vida, la calidad del espacio social. El hecho de la procreación técnicamente es posible incluso en los niveles muy avanzados de la degeneración, es decir de la disminución del factor masculino. Como sabemos, en cuanto al principio masculino la aristocracia tiene un nivel mucho más elevado y refinado en comparación con las clases inferiores, pero las clases bajas nunca han tenido problemas con la natalidad.
- El “principio masculino”, como se sabe, no es únicamente una categoría biofísica, sino también filosófica. ¿De qué manera depende de él la relación entre los sexos?
- Los principios masculino y femenino son dos polos antagonistas. Es una realidad fundamental del ser, señalada en las revelaciones monoteístas – este enfrentamiento en el monoteísmo se acentúa. A menudo muchas cosas coránicas se interpretan inexacta e incorrectamente – más concretamente cuando se cita la aleya en la que se dice que Allah creó al hombre y a la mujer de un solo alma, habría que traducir que Allah creó al hombre y a la mujer del mismo arquetipo, de la misma esencia, que se polariza en forma de hombre y mujer. De tal manera además que cuando el Altísimo expulsa a Adán y Eva del paraíso por desobediencia, como señalan tanto el Corán como la Biblia, les dice: “seréis enemigos”. El acento principal cae en la oposición de los sexos, como los dos aspectos de una misma esencia humana que luchan entre sí.
En realidad, el hombre y la mujer no son tanto dos seres biológicos o dos aspectos del mismo ser enfrentados, sino más bien se oponen metafísicamente. Existen los valores y la mentalidad femenina y los valores y el espacio masculino, y se encuentran en estado de confrontación bastante irreconciliable.
Y este columpio se balancea permanentemente, de civilización en civilización – cuando o aumenta el nivel de la influencia de la mujer, ginecocracia, o aumenta el nivel del machismo, es decir el papel dominante empiezan a ejercer los hombres. Los hombres desempeñan un papel más importante, cuando la sociedad se orienta hacia el tipo guerrero del hombre, la casta guerrera, que se convierte en la dominante dentro de la jerarquía social. Entonces, en correspondencia, predominan los valores masculinos.
- ¿Podría trazar analogías históricas?
Sucede bastante rara vez. Concretamente, así fue la sociedad islámica tradicional en los tiempos de los Califatos, la sociedad europea tradicional (Edad Media cristiana), el Imperio Romano. Pero se trataba de momentos bastante únicos, porque en la mayoría de los casos predominaba el tipo clerical, dominaban los sacerdotes, como en América precolombina – incas, aztecas, así como en China, India y en Irán antiguo (aunque ahí hubo momentos de paridad, el papel desempeñado por los sacerdotes era mucho más importante que en el espacio monoteísta que se creó después).
SACERDOTES vs GUERREROS
- ¿Y cómo se relacionan los sacerdotes con el principio masculino?
Sacerdotes tienen que ver con la subordinación y la represión del principio masculino, pero no en forma de ginecocracia, sino en forma del control, sometimiento y aprovechamiento de la casta guerrera para sus intereses. Es la tradición típica del paganismo.
En las sociedades de la revelación monoteísta, no estropeadas por el progreso, liberalismo, ateísmo, los sacerdotes están enfrentados a los guerreros. En el mundo islámico el siglo XIX fue la época de una enconada lucha entre estas dos castas dentro del Califato otomano. La derrota de los guerreros llevó a la destrucción de los jenízares, el aplastamiento de la tariqa de Bektash, reformas liberales, sublevaciones de los cristianos balcánicos y el aumento del peso de la burguesía armenia. Al final esto condujo a la caída del Imperio Otomano y la supresión del Califato hace exactamente 90 años. (¡Por cierto, el aniversario se cumple este año y nadie lo ha recordado!)
El kemalismo en Turquía de alguna manera supuso la revancha de los guerreros, pero bajo una forma distorsionada antiislámica. Tan solo en los últimos decenios el estamento heroico dentro de la Umma mundial comenzó a luchar activamente por volver al primer plano de la historia.
Para la Cristiandad la casta guerrera fue la dominante hasta hace algunos siglos. Existía el continuo enfrentamiento entre los sacerdotes y los guerreros, la existencia de la Europa medieval se sustentaba sobre las órdenes de caballería hasta el ascenso social del estamento burgués.
El estamento burgués y la bohemia liberal representan un fallo en el principio masculino y abren el camino al dominio de las mujeres, con su culto a la vida, procreación y todo tipo de principios humanitarios. El control político de los liberales lleva a la entropía y a la represión del principio masculino, el aumento de la importancia de los valores femeninos, entre los que en primer lugar están la seguridad, reproducción de la vida, estabilidad, conservación del statu quo etc. La mujer es la principal portadora de estos principios, como organizadora de la familia y del hogar. En ella está introducida la tendencia hacia la seguridad y continuidad, mientras que los valores masculinos son el riesgo, sacrificio y la aventura heroica.
- Volvamos a la testosterona y su nivel en la sociedad.
- El alto nivel de testosterona es algo puramente fisiológico, la parte externa del iceberg, que muestra la presencia externa del principio masculino. Pero esta parte fisiológica tan solo insinúa la parte más importante y más profunda – la espiritual. Ya que la virilidad espiritual es el objeto de nuestra conversación.
El alto nivel de testosterona no se manifiesta únicamente en el gran número de personas inclinadas hacia la violencia, sacrificio, riesgo, aventura y la transgresión de la ley (que, indudablemente, está presente), sino también en el alto nivel del intelecto.
Aunque parezca extraño, si examinamos la presencia de la testosterona en la sociedad en su conjunto, se divide en dos polos. El primer polo está representado por los “pasionarios” del cuerpo (el término “pasionario” en el sentido de elemento activo de la sociedad fue introducido por el historiador ruso Lev Gumiliov – N. del T.), es decir la presencia en la sociedad de hombres bravos, dispuestos a arriesgarse físicamente, a ejercer la violencia sobre el medio, a defender a sus familiares, a la agresión, la conquista de las nuevas tierras, campañas militares etc. Pero paralelamente el alto nivel de testosterona se manifiesta en una aguda capacidad intelectual.
Muchas figuras históricas interesantes eran al mismo tiempo “pasionarios” del cuerpo y de la mente. Por ejemplo, Descartes era militar profesional, siendo a la vez uno de los más grandes pensadores europeos. El gran conquistador Alejandro Magno fue el alumno preferido de Aristóteles. Aquí hay que entender que el ejemplo del macho “concentrado” con exceso de testosterona y falta de cerebro, habitual en la argumentación de las feministas, es un mal ejemplo. Hay que medir la testosterona en relación al conjunto de la sociedad, y no sus manifestaciones concretas en los individuos particulares. El alto nivel de testosterona en el campo masculino de una sociedad lleva al mismo tiempo a la abundancia intelectual y de la voluntad física.
- ¿Por ejemplo?
En concreto, podría señalar la explosión de “pasionalidad” entre los mongoles en los tiempos de Gengis Khan. En el plano intelectual estaban avanzados, porque lograron adaptar los logros de todas las culturas que conquistaron en la civilización del imperio que crearon, que abarcó armónicamente a Rusia, y a China y al sudeste de Asia. Para 200 años habían creado un ejemplo sin precedentes del imperio paneurasiático, gracias precisamente al predominio del tipo heroico masculino que, por cierto, está relacionado con el nomadismo que se apoya en el tipo masculino. En él se basan las culturas nómada y montañesa, esta última como derivada de la primera.
“PERSONAS DE TERCER SEXO”
- Volviendo a la cuestión de la correspondencia entre el principio masculino y el estamento sacerdotal - ¿qué nivel de testosterona, en su opinión, tienen los actuales representantes del clero?
- Existe un estudio del filósofo y publicista ruso Rózanov, quien escribía a finales del siglo XIX, comienzos del XX, titulado “Gentes de la luz lunar”. Está dedicado a la naturaleza fisiológica muy específica de los clericales, es decir de las personas que pertenecen a la casta sacerdotal, centrado en el cristianismo que Rózanov conocía. Aunque debo subrayar que son cosas universales.
El Islam no abre posibilidades a las personas inclinadas hacia la casta sacerdotal, porque en primer lugar supuso el golpe contra el predominio de los sacerdotes dentro de la humanidad pagana. Se trata de la liberación del dominio de la casta sacerdotal, de la creación de la comunidad hermana de los musulmanes, en la que cada uno es el sacerdote para sí mismo y para los demás. Cualquier musulmán puede ser imam, todos deben estudiar el Islam y todos son iguales.
Mientras que los sacerdotes presentan una organización psico-fisiológica muy particular, que tiene la testosterona rebajada, sobre lo que escribe Rózanov en “Gentes de la luz lunar”, destacando que los stárets, monjes, en general el tipo de las personas que se dedican a la religión profesionalmente, es el tipo de personas de tercer sexo. Son gentes de la luz lunar, desprovistas de las señas secundarias del género, tienen la barba poco espesa o no la tienen, llevan la marca de la testosterona baja.
- ¿Han existido personajes semejantes en el mundo musulmán?
De entre los representantes conocidos del clero musulmán destacaría en este sentido a Hashemi Rafsanjani, el ex-presidente de Irán. Por su apariencia es el representante clásico de las personas de la luz lunar. Al respecto hubo bastantes burlas y críticas en su propio círculo. Pero es algo lógico, porque la propia ideología sacerdotal y la orientación hacia un hipotético “angelismo” está relacionada con el concepto de la reintegración de los sexos en el mismo hombre, lo que se llama hermafroditismo oculto o esotérico, en el que presuntamente se restablece la plenitud de los polos divididos, la unión en un solo ser de lo masculino y lo femenino.
En la práctica muchos se inclinan hacia este tipo, a la masculinidad rebajada, la tendencia hacia el travestismo. Pero existen dos variedades del hermafroditismo: la variante física única, aplastamiento de la virilidad, como la pérdida depresiva general del principio activo, pero existe también otro tipo más espiritual de andrógino que combina lo masculino y lo femenino en uno solo.
En este sentido el ejemplo más conocido es Jesucristo, análogo de Adán antes de que se le extrajera la mitad de Eva, ejemplo del nuevo Adán anterior a la división en los aspectos masculino y femenino. Corán lo compara con Adán y hay una aleya que dice directamente “y era Jesús como Adán”, lo cual, por cierto, coincide con la doctrina de los cristianos de que Jesús es el nuevo Adán. Es este nuevo Adán, que está por encima de lo masculino y lo femenino, lo integra, pero no en forma de hermafrodita, sino de andrógino.
- ¿En qué se diferencian?
- Andrógino es la forma alta de la unión de lo masculino y lo femenino en una persona, mientras que el hermafrodita es una forma rebajada, depresiva. Pero el tipo clerical precisamente tiende al variante hermafrodita, y en este plano lo apoyan las castas inferiores – la burguesía y las castas más oscuras de los intocables, entre las cuales por lo general dominan los modelos matriarcales del comportamiento social.
- ¿Es decir, que históricamente la burguesía fue la predecesora del feminismo?
- Para la burguesía es muy característico el respeto exagerado hacia la mujer, el culto del principio femenino. Justamente en el medio burgués-protestante, que se oponía a los así llamados caballeros, es decir aristócratas británicos, en los tiempos de Cromwell en el siglo XVII se produjo el conflicto entre la “alta iglesia inglesa” y la “baja iglesia”. Algunos de los que emigraron a América representaban las capas bajas de la burguesía, que luchó contra la aristocracia monárquica, y fueron ellos los que desarrollaron aquellos modelos de conducta que hoy se han convertido en la típica feminocracia norteamericana, predominio de mujeres en el espacio político y social norteamericano, que es uno de los azotes, una lacra de la sociedad norteamericana.
- ¿Por qué la feminocracia es un “azote” y una “lacra”?
- Porque queda claro que el dominio de la mujer en la nueva Europa liberal y los Estados Unidos actúa destructivamente sobre el material humano, lleva a la degeneración, la decadencia y todo tipo de excesos y distorsiones tanto de tipo psíquico como fisiológico.
“MONOTEISMO – RELIGIÓN DE GUERREROS”
- ¿El seguimiento del Islam favorece el aumento de testosterona?
- En realidad el monoteísmo en su conjunto y el Islam en particular es una religión de guerreros. Las revelaciones se conceden a los Profetas que pertenecen a la rama real de de las clases gobernantes, y no brahmánica, sacerdotal. Tanto Jesús, como David, como Suleimán (Solomón) eran reyes. Por su origen Musá (Moisés) pertenecía a la nobleza guerrera. Todos los profetas descienden de Ibrahim (Abrahán), sea bendecido por el Altísimo, e Ibrahim, como se sabe, rompió con los sacerdotes de su pueblo, escapó de ellos y se convirtió en el patriarca. Se trata del gen de caballero, de guerrero que se ha distanciado de los sacerdotes, se ha enfrentado a ellos. Se trataba de la línea de la casta de los guerreros.
Entre los guerreros y los sacerdotes, es decir entre el tipo de hombre heroico, sacrificado y el hermafrodita, entregado a la contemplación, control, intriga – es decir todo aquello relacionado con la figura del cardenal gris en la gran política – siempre hay lucha irreconciliable.
Y en la sociedad islámica, según la sharia, el derecho de prioridad desde el principio pertenece al tipo masculino, al principio masculino. En el Corán se dice: “No son iguales aquellos, que siguen el camino de Allah entregando sus vidas y sus bienes, a aquellos que se quedan para dar de beber a los peregrinos”. Es decir que el Corán postula la superioridad del tipo guerrero sobre el tipo civil, tipo del hombre ocupado en los quehaceres cotidianos. De esta manera el Islam establece la primacía del hombre heroico, que es el principal valor del Islam, gracias al cual ya en las primeras generaciones el Islam se expandió desde España hasta Indonesia, por todo el Viejo Mundo, desde el océano Atlántico hasta el océano Pacífico. Lo cual de hecho fue llevado a cabo durante las dos primeras generaciones. Es decir que las pequeñas fuerzas de los sahab (compañeros del Profeta – N. del T.) y beduinos prevalecieron sobre el enorme mar de los paganos que obedecían a sus sacerdotes, clericales, a la tradicional jerarquía sacerdotal. Jerarquía que no era viril, no era heroica.
Recordaré que mil años antes Alejandro Magno también lo tomó todo. Se trataba de los guerreros, liberados del culto administrado por los sacerdotes, guerreros contra sacerdotes. Y mil años después de hecho lo ha repetido el Islam. Es importante comprender que cuando el tipo masculino real se enfrenta a una sociedad, incluso muy desarrollada, construida sobre los principios femeninos, hasta a pecho descubierto los hombres vencerán a la sociedad ginecocrática, gobernada por las mujeres, armadas con bombarderos. La sociedad de la ginecocracia está perdiendo, lo que hoy podemos observar en Afganistán, lo que hemos visto en el Norte del Cáucaso, cuando en el siglo XIX el Cáucaso estaba luchando con grandes posibilidades de victoria y la capacidad de resistir durante 60 años al enorme Imperio Ruso, que concentró allí todos sus recursos y perdió a más de un millón de hombres en 60 años. Sin embargo el Cáucaso Norte siguió sin ser conquistado y en el siglo XX repitió de nuevo la lucha de David contra Goliat. El Cáucaso Norte es el clásico ejemplo de la virilidad heroica que hunde sus raíces en los tiempos más antiguos de la humanidad, mientras que cualquier imperio semejante – con sus desfiles, burocracia militar etc. – no es más que, como se dice, mujer con pantalones, porque en los imperios burocráticos el principio masculino hace mucho que fue matado o desangrado y pervertido.
“VERDADERO HOMBRE LLEVA EL ORO EN LA SANGRE”
- ¿Por eso, como Ud. asevera, los “caballeros” en Occidente se han extinguido?
- Depende directamente de quién predomina en cada sociedad concreta. En la sociedad occidental hace mucho que no hay lugar para el tipo guerrero. La militarización del espacio occidental, del estado, los ejércitos profesionales que existen ahí desde el siglo XVII, y desde el XVIII se convierten en una institución detalladamente diseñada, representan la destrucción de la casta guerrera, la destrucción del tipo caballeresco masculino heroico, autosuficiente. Se trata de la máquina militar que convierte el material humano en el aparato primario de exterminio, la formación perfectamente alineada que se opone al heroísmo personal de las viejas fuerzas armadas. Y ciertamente es lo que se llama la burocracia con uniforme, que depende de las tecnologías y de un determinado management militar. A lo largo de los últimos 300 años el tipo humano masculino guerrero fue arrancado de la sociedad europea y en su lugar llegaron los oficinistas, el lumpen organizado, la burocracia, los timadores-especuladores financieros que se han convertido en los héroes de la economía actual. Lo cual está relacionado con el auge del feminismo y todo tipo de perversiones, cambio de orientación sexual, etc.
- ¿Qué tipo predomina en las élites de hoy?
- A menudo nos encontramos con el lumpen que adora a mammón, es decir al becerro de oro. Por ejemplo, en el Islam los hombres tienen prohibido llevar el oro, porque según cierto conocimiento no muy extendido, que de alguna manera podría definirse como esotérico, el verdadero hombre tiene el oro disuelto en la sangre. Por eso el oro externo le causa dolor y le impide vivir, interactuar realmente con el medio. Sin embargo, a las mujeres les ayuda, porque no tienen oro en la sangre. Pero los “hombres” que llevan cadenas de oro, anillos de oro, totalmente atados al principio puramente material del consumo, absolutamente entregados al principio femenino, representan el tipo antimasculino. Se trata de aquellos mismos seres que durante la tribulación de los judíos por el desierto intentaron crear el becerro de oro y fueron exterminados. Justamente esos seres que hoy representan la cúspide económica y política de la sociedad contemporánea son los descendientes de aquellos que en el desierto intentaron renegar del Dios verdadero, y a los que los levitas (guerreros) tuvieron que exterminar.
Las personas nacen en realidad como los hombres de tipo alto o los hombres de tipo rebajado. Porque el hombre conceptualmente es todavía más complejo que la mujer. Bajo la apariencia de hombre podría ocultarse un antihombre, tipo oligarca con cadenas de oro, podría esconderse un degenerado, que en realidad es hermafrodita… Existen diferentes niveles de machismo, el machismo brutal, conectado a la fuerza bruta masculina sexual y física, pero también el alto sacrificio heroico, manifestado por los compañeros de lucha de los profetas del monoteísmo, así como las órdenes de caballería que recibieron la iniciación de los musulmanes. Los hombres poseen las costumbres e inclinaciones que les ha dado su naturaleza.
Entrevista realizada por Vera Iliýn