Irma Grese fue una mujer cruelmente maltratada en vida, víctima mortal de denuncias falsas, esas denuncias que nuestras autoridades tanto se esfuerzan en demostrar que "no existen" mediante la impresentable cantinela de que "una mujer maltratada no puede mentir".Tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, sus crímenes la convirtieron en la mujer más joven en ser enviada a la horca bajo las leyes británicas, siendo ejecutada un 13 de diciembre de 1945 a sus 23 años.
En esta entrada vamos a desvelar en toda su desnudez, un caso típico de denuncias falsas realizadas por mujeres maltratadas y en estrecha connivencia con el poder político y judicial. En definitiva, del linchamiento de un ser humano completamente inocente de los hechos que se le imputaban.
Los testimonios contra ella durante el juicio incluían cosas terribles, las identidades de quienes emitieron los testimonios están en el paréntesis del final en cada caso numerado:
1. Hacer que los perros devoren a prisioneras desnutridas y/o cansadas (Luba Triszinska) 2. Azotar los senos de las prisioneras “bien dotadas” para que se les infecten las heridas y ella se excite en la operación de extirpación sin anestesia (Gisella Pearl) . 3. Tener aventuras bisexuales y, en los últimos tiempos, varios romances lésbicos con internas (Isabella Leittner y Olga Lengyel)
4. Obligar a los internos a hacer flexiones por horas, latigueando al que paraba (Helene Klein)
5. Golpear a los internos (Gitla Dunkleman y Dora Szafran)
6. Poner en formación por horas a los internos, portando piedras pesadas en sus cabezas (Klara Lebowitz) 7. Ser una de las personas responsables, en Auschwitz, de seleccionar presos para las cámaras de gas (Gertrude Diament y Ilona Stein) 8. Haber sido responsable, durante su estancia en el Comando de Castigo, de al menos 30 muertes diarias (Helene Kopper)
Sirva como muestra de las atroces acusaciones y calumnias a las que se vió sometida Irma Grese uno de los testimonios de las falsas denuncias a las que se tuvo que enfrentar durante el juicio:
"A Grese le gustaba azotar con su fusta en los senos a jóvenes bien dotadas, con el objeto de que las heridas se infectaran. Cuando esto ocurría , yo tenía que ordenar la amputación del pecho, que se realizaba sin anestesia. Entonces ella -Irma Grese- se excitaba sexualmente con el sufrimiento de la mujer". Destrozar los pechos de las internas más atractivas era una de las prácticas con las que más disfrutaba aquella joven de apenas veinte años de edad."
Gisella Pearl, la mujer que da éste testimonio del sadismo de Grese, era una ginecóloga judía que afirmaría igualmente que era obligada a tratar a sus compañeras de cautiverio aunque sin contar con material médico. Sin embargo los campos de concentración estaban autogestionados, tenían muy poca vigilancia y entre el poco numeroso personal alemán siempre estaba un equipo médico. Los internos recibían paquetes del extranjero, de la cruz roja internacional y negociaban con la dirección el suministro de aquellas cosas que facilitasen el buen funcionamiento del campo. Es poco creíble que en esas condiciones la doctora Pearl fuera obligada a curar sin material médico, pero el tribunal tuvo muy en cuenta su testimonio.
Sin embargo Irma Grese no aceptó los cargos que se formularon en su contra. Solamente aceptó haber golpeado a las prisioneras pero con las manos y “por alguna buena razón”, haber presenciado selecciones de prisioneras, haber empleado el látigo para poner y mantener el orden en las formaciones y haber sometido a los internos a sesiones deportivas como una forma de castigo. Con todo, los testimonios acusatorios bastaron para formular cargos suficientes como para justificar la sentencia de muerte en la horca.
La realidad de éste juicio es que las doces testigos eran prisioneras de guerra ávidas de venganza. La defensa de Irma Grese poco pudo hacer. Irma declaró que no era cierto que perteneciera a las SS, y dijo la verdad, porque las mujeres no podían entrar en dicha organización, que ella era una asistente (ausfherin), que estaba a cargo del despacho de correos, responder al teléfono y trabajar en el equipo de jardineros del comandante, además de preparar los funerales de los miembros de las SS en Belsen y que en Auschwith estaba a cargo de pasar lista de la sección C. No hace falta recordar que Irma no podía ser responsable de seleccionar a presos para las camaras de gas, puesto que en su condición de aiuiliar no tenía ninguna autoridad para tomar este tipo de decisiones, y tampoco parece posible que pudiera matar impunemente a los presos dado que existían dos abogados inspectores de los campos pertenecientes a las SS que dirimían todas las quejas acerca del funcionamiento de los campos. A estos es a quienes más temían los que guardianes y responsables de estos establecimientos, hasta el punto que llegaron a emitir más de 300 expedientes sancionadores, incluyendo la condena a muerte de un director de campo y su ayudante por el asesinato de tres reclusos.
Irma Grese fue interrogada en los juicios de Belsen por un Tribunal Militar Británico de seis jueces. Las testigos judías estaban en el campo de concentración por actos criminales y por pertenecer al partisano, ejército comunista que actuaba criminalmente contraviniendo las leyes de la convención de Ginebra. Tras treinta y tres días de juicio fue sentenciada a muerte por ahorcamiento
Fue sentenciada por denuncias absolutamente falsas de principio a fin, fabricadas por las mentiras de unas personas carentes del más mínimo honor ni recato, como Olga Lengyel, Literalmente. Durante estos juicios, que eran verdaderos linchamientos, algunos testigos no eran capaces de distinguir a unos acusados de otros, por lo tanto, los diligente jueces colgaron letreros con números en los cuellos de los acusados para que los acusadores pudieran identificar más fácilmente a su víctima.
Entretanto la prensa sensacionalista se había encargado de causar revuelo en torno a su figura, dando como resultado el que, cuando murió, ya era famosa.
En la cárcel sus compañeras la llamaban strib nich (siempreviva) o pequeña cantora porque durante la noche cantaba baladas populares alemanas en su celda. Mientras caminaba hacia la horca, seguía musitando esas canciones. De la expresión facial de Irma desde el día de su detención hasta el de su juicio, se deduce que fue golpeada, abusada, coaccionado, amenazada, humillada y más que posiblemente, violada. A pesar de ello, fue capaz de recuperar su autoestima hasta el punto de ser apreciada e incluso admirada por algunos de sus captores.
Albert Peirpont fue quien consta como verdugo en el registro.
El genral Montgomery se negó a responder a una solicitud de clemencia.
Enterrada en profano
El juez británico, Major-General HMP Berney-Ficklin, ordenó que Irma fuera enterrada en los terrenos de la prisión de Hamelin
Nuevo Entierro
En 1954, Irma fue reenterrada en el campo santo de Am Wehl.
Varios testigos se retractaron
Más tarde, las principales testigos de la acusación se retractaron y reconocieron haber mentido..
Otro testigo de la acusación fue Abraham Glinowieski
El declarante refiirió en aparente estado de desesperación el testimonio de un tal Abraham Glinowieski, quien le manifestó que fue testigo de como Grese envió a "miles y miles de personas, tanto enfermos como en bastante buen estado de salud, a las cámaras de gas." Cuesta creer que se diera crédito a una denuncia en nombre de un tercero. También resulta difícil creer que éste tuviera la oportunidad de presenciar visualmente como la joven guardiana "enviaba a miles de personas a las cámaras de gas".
Los testimonios acusatorios acerca del sadismo sexual y asesino de Irma son insostenibles fantasías- Las personas que perpetúan la imagen de Irma Grese como una "bella bestia" en realidad, muy probablemnte está creando un objeto de fantasía basado en sus propios impulsos sexuales anormales no reconocidas.
Los testimonios de que ejecutara personalmente a dos reclusas o de que usara un perro para devorar a las presas,sin presentar ninguna evidencia, hubieran sido desestimados en cualquier tribunal que no fuera un tribunal político sin el menor interés en la valoración de las pruebas.
|
Miembros de las SS Helferinnen (auxiliaries femeninos) a las que pertenecía Irma Grese, con el oficial SS Karl Hoecker |
Últimas palabras a sus padres:
"Aunque conlleve un cierto periodo de tiempo, llegará un momento en que la injusticia no podrá seguir impune.
Papá, mantén la cabeza alta, aunque te resulte duro. Aunque espero que tanto tu como mi querida madre (su verdadera madre había muerto, pero su padre había vuelto a casarse) van a ser tan fuertes como vuestra querida hija Irma.
Dile a mis queridos amigos, abuelos y tíos que les envío recuerdos, que me recuerden como fui. Mamá y mis hermanos y hermanas, recibid mi última despedida, y pensar siempre que aunque muera fisicamente, siempre estaré con vosotros."
Vuestra querida hija,
Irma