El feminismo "Bueno" - La Primera Ola del
feminismo.
Una de las visiones más comunes sobre el feminismo, es que
esta ideología en los albores de su historia, no era más que un contenedor de
buenas ideas, incluso ingenua en su candor, y entonces, nadie sabe cómo ni por
qué, al pasar de los años degeneró, hasta llegar a Valerie Solanas, María Daly
y Greer Germaine. Esta creencia -común de mucha gente-
procede a menudo de un simple desconocimiento
de lo que fue el feminismo original, pero también sucede con frecuencia que
algunos asumen este tipo de posición por temor a ser calificados de
"extremistas" e incluso de “personas non gratas”. La limitación restrictiva
a condenar solamente el feminismo de las últimas décadas, apuntando a que se
trata de un “feminismo degenerado", es un buen plan para que el feminismo aparezca
como algo "moderado" en la
tradición clásica de los más untuoso y viscoso de lo "políticamente
correcto" [el marxismo cultural].
En este artículo voy a presentar algunas notas históricas
sobre el feminismo, sobre todo el de la primera generación (desde
finales de 1800 hasta principios de 1900), en función de factores desconocidos
para la mayoría de la gente, incluyendo a algunos activistas anti-feministas,
que se preocupan sobre todo de aclarar que la segunda y la tercera ola
feminista cometió un error que es "la causa de todos los males”, en lugar
de ver que estas olas no son más que dos fichas del dominó feminista que jamás
podrían haber "caido" si la primera no le hubiera dado el visto bueno
a todo el ”proceso”. Por lo tanto
es fundamental para llegar a la raíz del mal que aún predomina en nuestra
sociedad, descubrir los orígenes del mal del feminismo en el prototipo original,
el de la primera ola.
Antes de eso, es imperativo no obstante, una breve
introducción: no existe en este planeta, el "mal absoluto. Incluso las ideologías y los movimientos
más desastrosos que la humanidad jamás haya dado a luz no pueden descartarse
completamente como "mal absoluto": en todos ellos hubo también
destellos de bien que en muchos casos han perdurado. Lo mismo ocurre con el feminismo.
Para empezar esta breve historia sobre el feminismo,
comenzamos con una de las heroínas principales de la primera ola, Elizabeth
Cady Stanton que nació
en 1815 en los EE.UU. y que moriría en 1902. Stanton fue conocida entre otras cosas
por sus ideas racistas sobre los "negros",
que despectivamente llamaba
"zambos", y por su mal disimulado clasismo. Cuando en 1868, fue modificado el 14º
artículo de la
Constitución de los Estados Unidos, que garantiza los
derechos civiles de los esclavos afroamericanos, Stanton, dijo: "Si todo
el mundo tiene que votar - negros y blancos, educados y no educados, limpios y
sucios, entonces la seguridad nacional tiene que equilibrar esta ola inminente
de ignorancia, pobreza y vicio, con la virtud, la riqueza y la educación de las
mujeres del país". Stanton,
junto con su amiga Susan B.Anthony (que merece tema aparte...), fundó
entonces en 1869 la
Asociación Nacional para el Voto de la Mujer, que puso su base en
el Sur de la nación, y organizó un grupo de mujeres blancas con el sólo objetivo
de oponerse al voto de los hombres afro-americanos. Ya dos
años antes, en 1867, Stanton y Anthony formaron una alianza con el notorio
racista George Francis Train, un demócrata que se oponía al voto de los negros,
que a partir de entonces financiaría la revista "Revolución",
publicada por sus dos hijas y las dos feministas, y que ensalzaba a las mujeres
blancas, de clase media educada como "superiores" a la población
masculina americana originaria de Africa.
El pensamiento, si se me permite la expresión, de Stanton,
está bien ilustrado en las cartas recogidas en su diario personal. Esta es de fecha 27 de diciembre 1890:
"Acabo de escribir a una interlocutora: "Usted
dice, '¿Por qué hemos nacido mujeres?' Te
estoy enviando este mensaje junto con una hoja que contiene un artículo
mío en el que muestro la superioridad de las mujeres como factor de
civilización. Nuestro problema no
es nuestra feminidad, si no las barreras artificiales de las costumbres
impuestas bajo falsas premisas. Nosotras
somos como sexo, infinitamente superiores a los hombres, y si fueramos libres y
nos desarrollasemos sanas de cuerpo y mente, como debería ser en condiciones
naturales, nuestra maternidad sería nuestra gloria. Esta función característica da a las
mujeres tal sabiduría y poder como ningún hombre posee. Cuando las mujeres puedan ser
autosuficientes, tener acceso a todas las profesiones y oficios, con una casa
encima de su cabeza y una cuenta bancaria, a continuación, entonces poseeríamos
nuestro propio cuerpo y seríamos las dictadoras de la vida social".
Como podemos ver, mientras que el lenguaje con que las
feministas alimentaban a las masas era de tipo exotérico y por
tanto, era con el propósito de engañar al mayor número de personas que
se hablaba de "igualdad”, “igualdad de oportunidades”, “paridad” y así
sucesivamente, el lenguaje utilizado entre ellas era una especie de esotérismo, destinado a los círculos íntimos y restringidos,
y allí se hablaba de "la superioridad de la mujer" y otros conceptos
similares.
El análisis de Stanton sobre el hecho de que en una
sociedad donde las mujeres pueden mantener plena autonomía (la famosa “emancipación
de la mujer"), con el tiempo éstas acabarían por convertirse en unas "dictadoras
de la vida social" es cuanto menos muy apto, lúcido y con visión de
futuro. La Stanton, si hubiera vivido
en nuestros días, comprobaría que la realidad que había imaginado tiene lugar
ante nuestros ojos. El medio por el cual este proceso se afianza,
no es tanto la maternidad tan exaltada
por Stanton, si no el poder sexual femenino, que dejado a "rienda suelta" es realmente capaz
de establecer una dictadura en la vida social en la que los hombres compiten
entre ellos, y se sacrifican para obtener la gracia de una mujer, de un modo mucho más sangriento
de lo habitual.
Siguiendo con el diario de Elizabeth Cady Stanton, una excepcional
pieza de comedia si no fuera por que este caso psiquiátrico de mujer es
considerada como una heroína por las feministas de todo el mundo:
Basingstoke, 31 de enero de 1891
"Después de haber leido durante seis meses sobre el
matriarcado, me sorprende haber descubierto que estamos mucho más endeudados con
la mujer que con el hombre, no sólo en cuanto a la inteligencia y la moral de
la raza, si no incluso en cuanto a muchos de los mayores avances en el progreso
material. Dos cosas se deducen claramente: que la mujer no siempre ha sido la
esclava del hombre, y que no siempre ha sido físicamente inferior a él. En los primeros
tiempos salvajes de la humanidad, ellos se ocupaban sólo de sí mismos, mientras
ellas cuidaban de sí mismas y de los niños. Ningún historiador hasta hace
treinta años nos había reportado durante cuánto tiempo las mujeres reinaron en supremacía,
y el gran acopio de fuerza física que poseíamos cuando eramos libres. La maternidad
fue la fuente y el centro de todos los primera pasos hacia la civilización.
Debido a la variedad de cosas que se veían constreñidas a hacer, necesariamente
sus diversas capacidades las hacían más refinadas y eran físicamente más
desarrolladas que los hombres que estaban a su lado, y obligadas como estaban a
prestarse a los demás, sus sentimientos morales se despertaron antes que los
del hombre. "
¿Tenemos que analizar cada palabra semejante delirio
alucinatorio? Stanton dice que
durante mucho tiempo la mujer
"reinó" suprema, sin citar fuentes que demuestren la existencia de
este imperio perdido, y negando incluso uno de los dogmas de la religión
feminista, que es el de la opresión milenaria de las mujeres por parte de los
varones. En este Imperio femenino,
las mujeres se desarrollaron físicamente hasta convertirse en mayores que los
machos: desafortunadamente, no hay rastro de este brillante devenir de las civilizaciones
hiper-desarrolladas de las mujeres del pasado. Seguramente debe haber una
conspiración de los arqueólogos masculinos. En
otras cartas, igualmente delirantes como la de arriba, Stanton tergiversa sobre
las temibles habilidades de la mujer guerrera, llegando a lanzar amenazas
veladas a los hombres de que en un futuro no muy lejano podrían tener que volver
a exponerse una ferocidad tal en el campo de batalla.
Stanton
es sólo uno de muchos ejemplos de las feministas de la primera ola que habló de
"superioridad femenina", mostrando así las verdaderas intenciones del
movimiento feminista. Además de la superioridad femenina,
otro tema que ya en aquellos momentos
debatían las feministas era la partenogénesis.
Como se puede ver ya desde estos primeros ejemplos, las
feministas de la segunda ola del
feminismo (el famoso 68), y más tarde las de la Tercera
Ola (1990 hasta el presente), no han inventado nada, sino que simplemente
aprendieron los fundamentos del feminismo primitivo y luego se encaramaron a él. Se podría incluso decir que,
considerando el número de cuestiones demenciales de las que se ocupan
habitualmente las feministas actuales, que sus antepasadas eran mucho más
extremas en su trabajo de destrucción de la sociedad y de agresión al Universo
Simbólico Masculino.
Decíamos que uno de los temas ya en boga durante la Primera Ola fue la
partenogénesis: tal vez el ejemplo más famoso en este caso, es el trabajo de la
feminista americana Charlotte Perkins Gilman, quien en 1915 escribió la novela utópica
"Herland" ("La
Tierra de Ellas"). En
Herland tres amigos deciden unirse a una expedición científica para explorar
uno de los últimos lugares en el planeta que aún se desconoce, y durante este
viaje llegan a tener conocimiento de una tierra escondida en las montañas,
donde hay una sociedad formada únicamente por mujeres. Los tres sienten curiosidad, y
continuan la expedición en solitario. Sobrevolando
la zona interesada con el avión, finalmente consiguen encontrar el lugar exacto
donde vive esta civilización completamente femenina.
La caracterización de los tres protagonistas masculinos,
por supuesto, está cortada con un hacha: allí está Vandycke, el
hombre-feminista que aspirar por completo a este pseudo-paraíso perdido, está
Jeff, el hombre inconsciente, que es un caballero romántico y sensible que tiene una visión
"idealizada" de la feminidad y trata de tener un cuidado amoroso de
su compañera, y luego es evidente que existe un malo en el grupo, el misógino
Terry, quien finalmente abandona este paraíso después de un intento de
violación (¿Podía faltar la violación del cerdo-masculino en un libro como
éste?).
Incluso la caracterización de los personajes femeninos no
deja lugar a un término medio: todas son hiper-atléticas (físicamente iguales o
mejor que los machos), muy inteligentes, bellas, cultas y sabias. La
Gilman no nos dice si estas criaturas angelicales mean
champagne, cagan helado a la crema y peden Chanel N º 5, pero se dirige
claramente al lector a imaginar tal escenario. Los tres
protagonistas masculinos son inmediatamente capturados por las mujeres, pero
"con cuidado". Muy pronto
tratan de escapar, y cuando están a punto de lograrlo, al final se dan cuenta
de que habían sido controlados todo el tiempo por estas amazonas con el cerebro
de Einstein, y vuelven a ser hechos prisioneros. La escena es similar a la de una madre
que mira su hijo pequeño, poseedora de una inteligencia superior que tiene bajo
su control total a una criatura de una inteligencia limitada. En este caso, la criatura estúpida son
los tres protagonistas masculinos. Resulta,
sin embargo, y esto es sólo una de las muchas contradicciones del libro, que estas
amazonas hiper-inteligentes habían vivido solas, sin hombres durante los
últimos 2.000 años. Uno se
pregunta por qué los tres hombres lograron llegar a ese estúpido Paraíso
Perdido en un avión, que es el producto de la habilidad técnica avanzada y de la
inteligencia de los hombres, mientras que las mujeres de ésta civilización no
habían sido capaces de construir cualquier cosa parecida, tecnológicamente
hablando. Sin embargo, no habían
sido "oprimidas por los hombres”, no habiendo conocido siquiera a uno.
La mujer les contó entonces la historia de su tierra, y como
2.000 años antes una serie de guerras catastróficas y de desastres naturales
condujo a la completa aniquilación de los hombres, que dieron la oportunidad a
las mujeres de alcanzar el poder. Después
de un tiempo, una niña fue mágicamente embarazada, y dio a luz una bebé dotada
ella también con esta capacidad milagrosa de procrear sin necesidad de la
colaboración de los hombres que hemos llamado partenogénesis, una
palabra introducida en la novela por uno de los tres protagonistas masculinos,
pero desconocida para las amazonas-cerebritos que piensan que se quedan
embarazadas por la gracia divina.
Con el tiempo, estando la sociedad de Herland bajo el
control total de las mujeres, llegó a apuntalarse un sistema social pacífico,
ordenado, sin crimenes, sin competencia, y ausente de conductas antisociales. En Herland no existe la pobreza,
incluso no existe la basura. También
las propiedades, en Herland son públicas, todo en común, ya que la empresa es sólo
una "gran familia". Los
hombres se ven, evidentemente sorprendidos por todo este esplendor, y cambian
de opinión acerca de la superioridad de los EE.UU. y el sistema social europeo,
que ahora consideran inferior al de este paraíso matriarcal. Es evidente que el único necio de los
tres que no puede ver la superioridad del sistema social de Herland es Terry el
misógino. Las mujeres de Herland
son todas fuertes, visten con ropas que no se parecen en modo alguno a la ropa de
las mujeres normales en el resto del mundo, llevan el pelo corto (el pelo largo
es una imposición patriarcal) y difieren poco en cuanto al fondo de los machos.
Terry dice que las mujeres de pelo largo son más femeninas mientras que Vandycke
el feminista está listo para devolver el golpe, diciendo en cambio que el las
encuentra muy bien con el pelo corto.
En cuanto a la religión, en Herland se venera la
maternidad y la naturaleza, mientras que Dios es visto como una madre
"sagrada". En Herland,
sin embargo, las mujeres no son las únicas criaturas maravillosas e
hiper-inteligentes: hay gatos también, que se describen como saludables,
hermosos, inteligentes y "ciudadanos modelo". Estos son el producto
de una selección realizada por las mujeres para reproducir solamente los gatos
con el mejor comportamiento. Estos
gatos son tan buenos, que cazan a los roedores, pero dejan en paz a las aves. No está claro por qué en el mundo
"igualitario" de Herland, los roedores son vistos como animales de
segunda clase. Los habitantes de Herland se describen más bien como asexuales,
no tienen relaciones sexuales, y de hecho hacia el final de la historia cuando
los tres protagonistas masculinos se casan con tres mujeres de la localidad, todos
tienen problemas, porque sus mujeres
consideran que el sexo (entre machos y hembras) solo es útil para la
procreación.
Al final del libro, el misógino Terry trata de violar a su
novia, y él y sus dos amigos son exiliados. Vandycke y Jeff, que ahora se ha
convertido en el perfecto hombre-felpudo feminista, vuelven a entrar en el
pueblo, mientras que Terry se siente feliz de poder marcharse. El libro termina con Terry Vandycke, y
una de las mujeres de Herland que parten para mostrarle el mundo exterior, de
modo que ella pueda regresar y decir a las otras lo que ha visto.
A lo largo de todo el libro las mujeres de Herland se nos
presentan como muy atléticas, y este tema se describe por los "eruditos"
feministas como la prueba de que nuestras nociones acerca de la
"superioridad física masculina" están completamente equivocadas. De hecho, la extraordinaria capacidad
atlética femenina de Herland debería ser la comprobación (?) de que la
"supuesta debilidad física" de las mujeres es un producto de la
cultura. Cuando los tres protagonistas del libro son detenidos, son humillados en
varios juegos y ejercicios físicos por mujeres mayores, que corren más rápido que
ellos y demuestran ser más atléticas, batiéndoles con facilidad. Más tarde, también son derrotados muy
fácilmente por tres chicas en un juego de lanzamiento de piedras. También de
acuerdo con las "eruditos" feministas, estas historias de fantasía
serían la prueba que "destruye el mito de la debilidad física femenina.
No es raro, de hecho, encontramos con que las feministaspara
apoyar su tesis acerca de la igual o superior capacidad atlética de las mujeres
citen como prueba las películas de Hollywood o los videojuegos. Por otra parte, incluso la mencionada
Elizabeth Cady Stanton cree que el cuerpo femenino fue el resultado de la
cultura y no de la naturaleza, y que en una sociedad igualitaria las hembras se
volverían físicamente iguales o superiores a los machos. Las feministas usan a
menudo la expresión "criada como un niño", en referencia a la
hipótesis de que si una mujer fuera “criada como un hombre”, de mayor sería
físicamente igual a un macho. Pene
incluido, supongo.
Hay otra cosa en común de la Gilman con la Cady Stanton: puesto
que ella era una belleza racista, como nos lo hace intuir en algunos pasajes
del libro, donde describe a la población femenina de Herland como compuesta
únicamente de mujeres “blancas”, y probablemente de orígenes “arios”.
El tipo de sociedad "aria", que se nos presenta en
Herland ciertamente que habría gustado a Margaret
Higgins Sanger Slee, feminista
estadounidense y activista de la eugenesia nacida en Nueva York en 1879 (no dejen de prestar atención a la fecha:
esta debió ser "la edad de oro" del feminismo, según los libros de
texto feministamente correctos).
También hubiera fascinado a Maria Stoppes [1880-1958], líder feminista y admiradora de Adofl Hitler.
http://feminofascismo.blogspot.com/2009/01/quien-es-marie-stops.html [Muy interesante]
Y encaja perfectamente con estas declaraciones de JANE FONDA: "Sigo creyendo que las
mujeres son el sexo superior".
Sanger, como sus tres colegas antes mencionadas, además de odiar
a los hombres era de hecho una gran racista.
"La masa de los negros, especialmente en el sur,
todavía continúa procreando sin remisión y desastrosamente, con el resultado de
que el aumento de los negros, aún más que entre los blancos, se da en la
porción de la población que es menos inteligente y menos capaz de adaptarse y de criar a sus hijos adecuadamente".
En una carta privada, escribió este iluminador pasaje que
explica claramente su manera de pensar y de actuar:
"No queremos que circule el rumor de que queremos
exterminar a la población negra, y el ministro es el hombre adecuado que puede
enderezar esa idea si alguna vez hubiera de pasar por la mente de sus miembros
más rebeldes."
Sanger estaba tratando de llevar adelante el "Proyecto
Negro", un programa de control de la población afroamericana, y para
evitar que algunos se rebelasen, fueron contratados "ministros"
evangélicos negros para infiltrarse en la comunidad afroamericana para sofocar eficazmente
cualquier posible rebelión. Como buena
eugenésica y fundadora de Planificación de Familiar (Planned Parenthood),
Sanger vio el control de la natalidad como uno de los métodos útiles para "mejorar
la raza" en
una carrera para "la eliminación de los ineptos", a la que también se llamaba "higiene
racial". Entre
las razas inferiores a ser esterilizadas, estaban los negros, los judíos, los
eslavos y los italianos. En 1926,
como era costumbre en el momento también para muchas otras feministas, fue
invitada como oradora en un mitin del Ku Klux Klan que se celebró en Nueva Jersey. En su libro "El Colapso de la Civilización",
Sanger recomienda la erradicación del planeta de "las
malas hierbas humanas" y
la esterilización de "razas genéticamente inferiores."
En cuanto respecta al matrimonio, Sanger lo definía como
"una aburrida balsa de vida doméstica." Betty
Friedan (verdadero nombre de "Betty Naomi Goldenstein)" [1]) sería la feminista que definiría el
matrimonio como "un confortable campo de concentración" y la que dio
comienzo la Segunda Ola
feminista, menciona varias veces en sus propios libros a la Sanger, demostrando, por si
todavía hubiera alguna necesidad, el continuismo entre la ideología feminista
de la primera generación, con la de las sucesivas generaciones.
No es de
extrañar entonces que después, habiendo tenido como sus predecesoras a
desequilibradas, chauvinistas y misandricas, las feministas de la segunda generación
y las de la tercera simplemente hayan seguido recorriendo el mismo camino,
inventando bien poco de novedoso respecto de lo que se venía tramando desde un
inicio por las las feministas de la primera generación.
Germaine Greer es una de las feministas de la segunda
ola que ha asimilado todo el odio y el chauvinismo misándrico feminista de sus
antepasadas y lo ha vertido sobre la sociedad, tanto para aportar su
contribución personal a la destrucción del tejido social como para fomentar la
guerra entre sexos. En un
artículo suyo publicado el 16 de noviembre de 2002 en the Guardian, la Greer escribe:
"... Los hombres siempre han estado de sobra [...]
las mujeres y los niños se las han arreglado siempre sin ellos, contradiciendo
su pretensión de que hubo un tiempo en que ellos fueron imprescindibles."
Greer prosigue diciendo que la prescindibilidad del hombre
se deriva de su propia biología, porque un hombre puede fecundar a un gran
número de hembras, mientras que una mujer tarda 9 meses para tener un hijo. Siguiendo este razonamiento, la feminista
australiana cita la vida de varios animales, como los leones. Según Greer, los leones machos son
"toyboy" [2] en
manos de las leonas, que después de haber sido preñadas, pretender ser
necesarios, y que si se quedan con ellas "lo hacen por amor." Aparte de la locura de un tal
argumento aplicado a las bestias (¿Pretende la Greer que las leones podrían pensar igual que las
mujeres de hoy?), obviamente esta demente-feminista nunca ha visto documentales
sobre leones, pues después de capturar una presa, esta es arrebatadad a las
leonas por una manada de hienas, que solo se puede recuperar por la
intervención de un león macho de gran potencia que él solo pone en fuga a todas las hienas, recuperando
la comida que después será consumida (por lo general después de él) también por
las leonas y los cachorros.
El artículo
continúa con similares disparates sin sentido: "Las mujeres siempre han sido capaces de sobrevivir
sin hombres. Lo que es más, las autoridades siempre han sabido que las mujeres
podrían sobrevivir sin los hombres, y se han desprendido de sus hombres siempre
que les ha sido útil, para los negocios, la guerra o por otras razones. "
La palabra clave en esta frase es "sobrevivir",
que es muy distinto de "llevar una existencia digna y confortable." Pero Greer, que utiliza un computador
que es el resultado del genio masculino, y vive rodeada de diversas comodidades
que también resultan en un 99% del genio masculino, ahora que la
"civilización" parece haberse estabilizado en un estado de confort,
seguridad y bienestar generalizado, ahora dice que "las mujeres pueden
prescindir de los hombres." Se
requiere un gran coraje y una gran hipocresía para reclamar, ahora, su
"emancipación" del género masculino.
Greer sigue:
"Los hombres se enojan cuando los describo como un "fenómeno
de la naturaleza, frágil, fantástico, raro", y como retrasados mentales, 'llenos
de extravagantes obsesiones fetichistas sobre las actividades y de objetivos
arbitrarios, condenando a la competencia y la injusticia no sólo a las hembras si
no también a los niños, a los animales y a otros hombres'.
Debe ser una humillación insuperable para las feministas, describir
un pasado (y un presente), de terrible opresión masculina: ¿Qué humillación mayor
puede existir que ser oprimido y dominado por seres "frágiles",
"chistes de la naturaleza" y "retrasados mentales"?
¿Quién podría ser dominado por estos seres inferiores, si no fuese
incluso más inferior?
Obviamente Greer, que se ha hecho una idea de la historia
mediante la lectura de textos feministas, y de la relación entre hombres y
mujeres en función de su propia psicosis misándrica y degenerativa, se equivoca
enormemente, por lo que la ecuación entera salta y todas sus pretensiones
pierden su significado.
Es de reseñar que "la injusticia de los
hombres", además de hacia las mujeres, para Greer se dirige también hacia
los niños y los animales: un clásico de la empanada propagandística feminista, que
busca poner a todas las "víctimas" en una sola olla, y señalar cómo culpable
al omnipresente Orco masculino. La Greer no puede pretender desconocer
las estadísticas sobre maltrato infantil , pues señalan a las mujeres como
principales responsables, y no puede hacer la vista gorda cuando por la calle
ve a una mujer con su bolso de piel de cocodrilo o su abrigo de visón.
Greer sigue diciendo que, sin embargo, para todas las
cosas raras que los hombres hacen todos los días, quee el público está siempre compuesto
de mujeres, y que incluso si los hombres están de más, la "vida
humana" tiene todavía una meta", así que aún en ese contexto caótico
y sin sentido, los dementes machos todavía están a gusto.
El artículo se cierra con Greer, después de escupir semejante
veneno, diciendo que "no son las mujeres las que sueñan con un
mundo sin hombres, si no que son los hombres los que sueñan con un mundo sin
mujeres".
Se necesita tener una cara de cemento armado para sostener
al final de un artículo entero que habla de la inutilidad de los hombres, que
"los hombres sueñan con un mundo sin mujeres." Se necesita una gran cara de cemento
armado, por formar parte de un movimiento que ha producido decenas de
escritores que han vaticinado un mundo enteramente femenino, y luego decir que
"los hombres sueñan con un mundo sin mujeres".
A esto, en psicología, se le llama "proyección" [3], es decir, "el mecanismo por el cual una persona proyecta sus deseos personales, estímulos,
estado de ánimo, pensamientos y sentimientos sobre otras personas indeseables o
grupos de personas". Greer,
al igual que muchas otras de sus colegas feministas, en realidad piensa un
mundo totalmente femenino, lo quiere, sugiere
que sería el mejor de los mundos posibles, pero al final del proceso, en un
momento fugaz de conciencia sobre la negatividad de su pensamientos, los
rechaza "proyectándolos" sobre los machos, espantada por la idea de
que estos puedan mantener también similares reflexiones mentales.
Germaine Greer ha demostrado ya esta forma de pensar en el
pasado respecto a otros temas, como en su libro "El Eunuco Mujer", en
el que trata de explicar cómo las mujeres no entienden cuanto las odian los
hombres. Una vez más, la palabra
clave es "proyección": el acto de lanzar sobre el prójimo un pensamiento
propio que, se siente que es básicamente injusto, y que genera a continuación el
temor de que también el prójimo sostenga los mismos pensamientos.
Greer y las otras feministas pueden poner sus almas en
paz: los hombres no sueñan
con vivir en un mundo sin mujeres, y los hombres no odian a las mujeres.
Los hombres se preguntan, sin
embargo, sobre estas feministas expertas en proyección, por qué ellas
odian
tanto a los hombres como para soñar con un mundo sin ellos.
Traducción y revisión: Guillermo Tell
[1] Era judía, como también lo fueron todos los judíos feministas importantes de la Segunda Ola: Además de
Betty Friedan, la agente de la
CIA Gloria Steinem, Susan Brownmiller, Andrea Dworkin y Susan
Sontag. Esta última, durante sus estudios de postgrado tomó lecciones nada más
y nada menos que de Leo Strauss [...].
[2] Término del argot usado para describir a hombres robustos jóvenes que son
utilizados como un pasatiempo por mujeres más viejas o más ricas. Observese la demencia
en hacer víctimas del male-bashing (acción de denigrar al macho) no sólo a los
varones del género humano, si no ... también a los animales, utilizando los mismos términos
usados para denigrar a los hombres.
[3] "La operación de expulsión de los sentimientos o deseos que el individuo
encuentra totalmente inaceptables, demasiado vergonzosos, demasiado obscenos,
demasiado peligrosos y la atribución de los mismos a otra persona". -Peter
Gay